Xavier Amor encara su quinto mandato al frente del Ayuntamiento de Pineda de Mar con una mayoría absoluta nunca vista en el municipio. Además, este mes de diciembre incorporaron al concejal del PP al gobierno, con quien destaca que tienen una buena sintonía personal. Hablamos del pacto con los populares y los retos que debe afrontar la localidad de El Maresme este 2024.
Ha comenzado el año con un nuevo miembro en su gobierno, el concejal del PP. ¿Por qué amplían el ejecutivo, cuando ya tenían mayoría absoluta?
Porque apostamos por la política útil, aquella que hace funcionar a los municipios. En la política local las personas tienen mucho que ver y con el concejal Diego Sánchez siempre hemos colaborado muchísimo. En otras legislaturas nos habíamos planteado hacer un acuerdo de gobierno y ahora se han dado las circunstancias. Hemos dejado de lado a los partidos y hemos establecido un pacto muy personal. Además, está pensado en clave local.
¿Cuáles son estas circunstancias que ahora sí se dan?
La política tiene mucho confianza. Eso hay que trabajarlo. Es un concejal que siempre se ha mostrado a colaborar y a trabajar. De hecho, en las últimas ordenanzas y el presupuesto hemos tenido su apoyo y también de otros grupos. En la toma de posesión lo voy a dejar claro: Pineda tiene muchos retos y los tenemos que encarar entre todos.
Remarca que el pacto está en clave local, pero ¿cree que las dinámicas estatales podrían hacer temblar el pacto?
Nosotros tuvimos un pacto con Convergència y ellos lo hicieron saltar por los aires durante el proceso. Esa es la diferencia. El liderazgo de Salvador Illa en el PSC quiere que construyamos, no que destruyamos. Este acuerdo, que fue consultado, fue apoyado también por él. Por nuestra parte, es un pacto que no peligra porque tenemos muy claro por qué motivo lo hemos hecho. Además, es muy desigual en cuanto a la fuerza política: 13 concejales y 1 concejal. Hemos estudiado muy bien este paso.
Los presupuestos han salido adelante con PP y los comunes. ¿Cuáles son las principales inversiones?
Es un presupuesto de continuidad y para terminar lo que empezamos el año pasado. Tenemos en la calle muchos millones de euros ejecutándose. Siempre se dice que los ayuntamientos asfaltamos antes de las elecciones y yo hago la broma de que nosotros también asfaltamos justo después de las elecciones.
Es un presupuesto que quiere marcar el inicio de la legislatura y eso pide un esfuerzo extra en planificación. Esto va muy ligado con las ordenanzas, que es el marco económico que tendremos, y también al Plan de Actuación Municipal. Prometimos una serie de actuaciones en el municipio, nos apoyaron y el programa estará reflejado en este PAM. Nadie puede quedar atrás y garantizaremos unos servicios de calidad. A partir de ahí, unos clásicos: limpieza, seguridad, iluminación y el espacio público. Ahora hemos acabado actuaciones como la biblioteca del Poblenou y estamos ultimando el carril bici. Continuamos con el edificio de servicios sociales, que lo cambiamos completamente y queremos que sea un buen servicio que no estigmatice a la gente.
El cambio de ordenanzas ha provocado quejas por parte de algunos vecinos. ¿Cómo lo está viviendo?
Lo vivimos como un reto. Estamos pidiendo un esfuerzo a la ciudadanía y esta tiene que ver que en pocos meses estos esfuerzos se convierten en mejoras. Pedimos el esfuerzo después de muchos años con los impuestos congelados. Sin embargo, la percepción de la gente es que siempre se les está asomando, cuando no es cierto.
De hecho, ahora mismo el coeficiente con el que se multiplica el valor catastral es el más bajo de El Maresme y de muchos lugares de Cataluña. Además, estamos a la cola en presión fiscal. Si vemos estos datos, queremos mantener los servicios de calidad y sumamos la deuda o la plusvalía, se hace difícil no modificar el IBI. La arquitectura financiera de los Ayuntamientos no se aguanta. Estamos soportando muchos servicios que no nos corresponden, pero a los que no les podemos girar la espalda.
Se han reunido con los alcaldes de L’Alt Maresme para pedir más Mossos d’Esquadra en la zona. ¿Tienen alguna respuesta?
Nos pudimos reunir con el consejero, pero la respuesta no soluciona nada. Me quedó claro que el departamento sabe cuál es el problema y cuál es la solución. El conseller dijo que esto se soluciona con más mossos y que el Estado ha transferido los recursos para que la Generalitat llegue a los 22.000 agentes. Sin embargo, ahora hay 800 en la academia y cada año irán entrando. El consejero reconoció que faltan mozos en la calle y no tienen capacidad para hacerlo. Creo que estamos en tiempo de descuento de un Gobierno que ya no avanza.
Precisamente, en El Maresme la seguridad ha sido noticia para los alcaldes de Junts, que han basado su discurso en las personas migradas “multirreincidentes”. ¿Comparte su posicionamiento?
Hay temas que no se pueden mezclar y se tienen que trabajar. Cuando hace años que lo trabajas, al final tienes unos resultados. A Pineda este problema no lo tenemos. Hay problemas de multirreincidencia, sin apellido. Debemos centrarnos contra ello. Por un lado, topamos con la justicia, donde hace falta un refuerzo importante. Y a escala legislativa, la ley debe ser más contundente. La norma no puede ser la impunidad. Cuando es así, la gente percibe inseguridad. Pero vuelvo a decir, hay temas que mezclados son un peligro y dan gasolina a la ultraderecha. Los alcaldes socialistas no mezclamos estos temas, sino que los trabajamos, como en Santa Coloma o Cornellà.
¿Cómo avanzan las negociaciones por el tema de ARTS de Verano?
Estamos trabajando para hacerlo posible. Somos el gobierno que vamos a apostar por este y otros festivales. A pesar del tropiezo del año pasado, buscamos alternativas de espacio para hacerlo más fácil y sin molestias a vecinos. Estamos trabajando con discreción. Ahora son días clave porque estamos ultimando el acuerdo para anunciar que recuperamos el festival de verano.
¿La solución pasa tanto sí como no por un cambio de espacio?
No necesariamente. Podríamos volver a intentarlo en el mismo lugar, pero hay una serie de tramitaciones que nos hace optar por otra vía. Tenemos alternativas y espacios incluso en la playa. La productora confía en el Ayuntamiento.
¿Qué espacios sondean?
Ya hicimos una edición en unos terrenos del término municipal de Pineda de Mar y propiedad de Santa Susanna, en aquella edición conjunta. Podría ser una de las opciones, pero no es la única.
El estado del litoral es preocupante en toda la costa del Maresme. ¿En qué estado se encuentran?
Estamos en una situación compleja. Vamos a encargar un estudio a diez expertos y está a punto de ver la luz. Cuando pase, queremos que nos escuche quién nos tiene que escuchar: quienes tienen la posibilidad de poner soluciones estructurales. Hemos visto que las soluciones puntuales como poner arena no han servido. Además, el litoral tiene que ver también con la gestión del agua. Si no baja agua por el Tordera, cuesta más que los sedimentos lleguen a la playa. De hecho, el estudio habla también del nacimiento del río Tordera.
¿Los espigones sumergibles es una de las opciones?
Teníamos una barrera natural de arena, que hacía que parte de la ola quedara allí. Esta arena se dragó en el año 92 por las olimpiadas de Barcelona y no la hemos recuperado. Algún refuerzo en este sentido iría bien. Por otro lado, también hay un tema de espigones en Santa Susanna o Malgrat de Mar, que el estudio plantea sacarlos porque los espigones verticales hacen contención al norte, pero mordida al sur. Las fronteras son invisibles y debemos apostar por la colaboración.