Los vecinos de la calle Magalhaes, 33 en el barrio de Poble Sec de Barcelona, se han visto obligados desde hace una semana a plantar una silla de camping delante de su portal y a hacer guardia 24 horas al día. Es la manera de “proteger” sus viviendas desde que el miércoles pasado Stop Okupes, una empresa de desokupaciones, arrancó la puerta de acceso a su edificio.
Sin puerta, los vecinos de este inmueble se sienten desprotegidos y temen que la empresa, contratada por el fondo inversor propietario de la finca, pueda volver y sabotear de alguna manera las instalaciones. “Es una presión constante porque marchamos”, dice Francisco, uno de los inquilinos.
Además de arrancar la puerta, los trabajadores de la empresa de desokupaciones también han saboteado las instalaciones de agua y luz y han protagonizado altercados físicos con vecinos de la finca.
Todo comenzó a finales del año pasado, cuando el antiguo propietario del edificio murió y el edificio se subastaron. Un fondo de inversión Ruso, con sede en Málaga, lo compró por 595.001 euros en noviembre de 2023 y semanas después ya anunció al único inquilino que vive allí. o aceptaba la subida del alquiler o tenía que marcharse.
Finalmente, con el asesoramiento de un abogado y del Sindicato, Francisco pudo detener el incremento ilegal y ahora paga 821 euros mensuales por un piso de unos 30 metros cuadrados. Los otros cuatro residentes son okupas en cuatro viviendas desde principios de 2020, mientras que hay una que está vacía. Todos aseguran que tienen una buena convivencia.