La huelga convocada por los sindicatos Comisiones Obreras (CCOO) y la UGT ha generado ya consecuencias visibles en los servicios de tranvía de Barcelona. El Ayuntamiento de Barcelona se ha visto obligado a aplazar el viaje inaugural del nuevo tramo del Trambaix por la Avenida Diagonal hasta la parada de Verdaguer. En un comunicado, el consistorio ha justificado la decisión por la “imposibilidad de poner en marcha el servicio con normalidad” debido a la huelga.
No obstante, ya hay fecha para la inauguración, aunque no contará con un acto institucional. Este nuevo tramo se pondrá en funcionamiento mañana, 10 de noviembre, a partir de las 5 de la madrugada. Además, incluye dos nuevas paradas: Sicilia y Monumental. La infraestructura ya ha completado las pruebas técnicas sin pasajeros, necesarias para garantizar una adaptación adecuada a la movilidad de la zona. El acto de inauguración, en el que debían participar personalidades como el alcalde Jaume Collboni, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y la consellera de Territorio, Sílvia Paneque, ha quedado aplazado sin más detalles.
Las reivindicaciones de los trabajadores
La huelga, de 24 horas y con servicios mínimos del 33% decretados por el Departamento de Empresa y Trabajo, responde a la queja de los sindicatos ante la falta de recursos para atender el aumento significativo de usuarios. El tranvía ha multiplicado su demanda, pero los trabajadores no han tenido ningún refuerzo significativo. Esta falta de personal ha conducido a una sobrecarga laboral insostenible y un aumento de las bajas laborales por ansiedad, especialmente por la presión de trabajar con personal insuficiente.
La situación es compartida también por la UGT. Según los representantes de estos sindicatos “los trabajadores están llegando al límite. Hay una plantilla que se ve expuesta a una presión continua por la falta de recursos”. Todos juntos denuncian, además, “coacciones” por parte de la empresa, con alusiones a los afectados por los recientes desastres meteorológicos (la DANA) para intentar detener la protesta, un hecho que consideran “inaceptable e irresponsable”.
El impacto en el servicio y la reacción de los usuarios
Los usuarios del servicio de tranvía también han expresado su opinión sobre la situación, con reacciones diversas. Marta Rius, vecina de la zona de Glòries, lamenta que el aplazamiento de la inauguración suponga un retraso en las mejoras de movilidad previstas por la ciudad. “Es una lástima que los conflictos laborales acaben afectando el servicio que utilizamos diariamente; pero entiendo que, si los trabajadores se encuentran en una situación insostenible, tengan derecho a hacer huelga”, comenta.
En cambio, algunos usuarios han manifestado comprensión ante la postura de los trabajadores. Joan Bofaruja, que utiliza el tranvía diariamente para ir al trabajo, expresa su apoyo: “Es obvio que los trabajadores están sobrecargados y necesitan mejores condiciones. Si no tienen suficiente personal, el servicio tampoco será de calidad para nosotros”. Sin embargo, otros usuarios, como el Anna Ribagorçana, de 70 años, ataca directamente a las instituciones: “Pagamos millones de euros para poder tener unos servicios dignos, y como consecuencia un trato óptimo en los trabajadores que nos los proporcionan. ¿Se creen que no se movilizarán? Es una vergüenza que gobiernen los socialistas y no ayuden a los trabajadores. ¿Dónde queda la esencia de la izquierda?”, reivindica.
La huelga en el Trambaix y el Trambesòs ha puesto en evidencia una problemática laboral que afecta directamente a la calidad del servicio de transporte. La reacción de los usuarios se divide entre el apoyo a los trabajadores y la frustración por el impacto que ello supone en la movilidad diaria.