La situación que se ha vivido durante más de un año y medio en el número 73 de la calle de Béjar, en el barrio de Sants de Barcelona, ha sido definida por sus usuarios como “insostenible”. El aparcamiento subterráneo de cinco plantas, propiedad de la inmobiliaria Núñez y Navarro, se había convertido en un punto negro de delincuencia, insalubridad y conflictividad social, según han denunciado reiteradamente los vecinos e inquilinos de plazas.
Un aparcamiento convertido en infravivienda
El problema comenzó hace aproximadamente dieciocho meses, cuando un pequeño grupo de personas comenzó a ocupar las escaleras interiores del parking como lugar para pernoctar. La situación empeoró notablemente en los últimos tres meses, con la acumulación de colchones, muebles y desechos que hacían inservibles las salidas de emergencia. Además de las condiciones de insalubridad, se empezaron a registrar episodios preocupantes: consumo y venta de estupefacientes, ejercicio de la prostitución e incluso agresiones sexuales.
Los Mossos d’Esquadra han confirmado, según informaciones recogidas por diversos medios de comunicación, que el espacio se utilizaba de manera habitual para actividades ilícitas. También han informado de que, durante estos meses, se produjeron detenciones relacionadas con delitos graves, incluidos abusos sexuales. Además, algunos usuarios habían encontrado personas tendidas en el suelo en estado de intoxicación, presuntamente por sobredosis, y en varias ocasiones habían alertado a los servicios de emergencias.
Una de las situaciones más preocupantes era el control de uno de los mandos a distancia de apertura de la puerta del parking, presuntamente sustraído de un vehículo estacionado. Con este dispositivo, los ocupantes permitían la entrada al interior a clientes de prostitución, agravando aún más la inseguridad.
Desalojo y limpieza: punto de inflexión
El último lunes, finalmente, se ha puesto fin a esta situación. La propia empresa Núñez i Navarro, acompañada por efectivos de la Guardia Urbana, ha procedido al desalojo del recinto. Las seis personas que aún pernoctaban han sido identificadas y se han marchado sin oponer resistencia. Inmediatamente después, un equipo de diez operarios ha comenzado las tareas de limpieza y desinfección, retirando colchones, muebles y residuos acumulados durante meses.
Refuerzo de la seguridad y respuesta vecinal
Como medida preventiva, la inmobiliaria ha anunciado que instalará vigilancia privada las 24 horas del día para controlar los accesos y evitar nuevos empleos. También se ha comprometido a reparar puertas y cerraduras dañadas y a estudiar un cambio de códigos y sistemas de apertura.
Los residentes han expresado su satisfacción por el desalojo y las medidas anunciadas, aunque reclaman que la vigilancia se mantenga de manera indefinida y que se garantice la seguridad de manera proactiva. “Durante demasiado tiempo hemos tenido que entrar en el parking con spray pimienta en la mano, y con miedo”, dice una de las inquilinas afectadas, que también lamenta tener que evitar acceder con criaturas.
Intervención social y seguimiento institucional
Desde el distrito de Sants-Montjuïc y la Guardia Urbana, se ha informado de que durante este tiempo se ha intentado actuar con mediación y apoyo social a las personas que vivían en el parking. Estos días, las autoridades han hecho un seguimiento de la actuación para garantizar que estas personas sean derivadas a los servicios sociales y reciban la atención adecuada.
El caso del parking de Béjar 73 ha servido para poner en evidencia la necesidad de respuesta rápida ante situaciones de degradación y ocupación ilegal en espacios privados, especialmente cuando afectan a la convivencia, la seguridad y la salud de los vecinos.
Ahora, con el desalojo completado, comienza una nueva etapa en este espacio, que los vecinos esperan que esté marcada por la tranquilidad, el mantenimiento y el respeto a la seguridad común.