Los ayuntamientos de la Diputación de Barcelona han presentado una nueva ordenanza que impone medidas estrictas para reducir el consumo de agua en grandes consumidores y promover el uso racional de este recurso esencial. Esta normativa, que se ha dado a conocer durante la 25ª Asamblea General de la Red de Ciudades y Pueblos hacia la Sostenibilidad, actualiza después de dos décadas la ordenanza de gestión de agua, introduciendo nuevas regulaciones que afectarán a una amplia gama de actividades y proyectos urbanísticos.
Según ha informado Nación Digital, uno de los principales cambios es la obligación de que los grandes consumidores de agua, como empresas industriales, actividades agrícolas y ganaderas, centros deportivos, hoteles y viviendas turísticas, presenten planes detallados para reducir su consumo de agua. Esto afectará a aquellos usuarios que superen los 7.000 m³ anuales o que representen más del 10% del consumo de agua de una población. Los municipios dispondrán de tres años para aplicar las nuevas restricciones y asegurar que estas actividades cumplan los estándares establecidos.
La nueva normativa también incluye medidas específicas para las piscinas, uno de los usos más intensivos de agua. Así, se prioriza la construcción de piscinas comunitarias y públicas sobre las privativas, limitando su tamaño y profundidad. Las piscinas privadas no podrán superar los 20 m² de superficie de agua, y todas las que superen este tamaño deberán incluir sistemas para reaprovechar el agua en usos no potables, como el riego de jardines o la limpieza de calles. Además, en periodos de sequía, se podrán aplicar moratorias a la construcción de nuevas piscinas.
Otro aspecto destacado es la regulación de las nuevas construcciones de viviendas. Los edificios con ocho o más viviendas y las casas unifamiliares de más de 250 m² deberán instalar sistemas para reutilizar el agua gris, procedente de duchas y bañeras, para usos como el riego de jardines o la limpieza viaria. Esta medida se ha empezado a aplicar recientemente en Barcelona en edificios a partir de 16 pisos.
Esta ordenanza pretende no sólo reducir el consumo de agua potable, sino también fomentar la reutilización y el uso de aguas no aptas para el consumo humano en servicios municipales como el riego de parques y jardines o la limpieza de las calles. Además, la ordenanza incluye un llamamiento a la concienciación ciudadana para promover un uso más eficiente del agua, de cara a afrontar las futuras crisis hídricas derivadas del cambio climático y la creciente demanda de agua.
Con estas nuevas medidas, la Diputación de Barcelona quiere hacer frente a la escasez de agua a través de una regulación más estricta y unas prácticas más sostenibles, a la vez que busca establecer un modelo más responsable para la gestión de uno de los recursos más valiosos de la naturaleza.