La Policía Nacional ha identificado un anticuario de Barcelona por varreglar presuntamente una escultura del faraón Taharqa fechada entre el 690 y el 664 antes de Cristo que provenía del expolio. El propietario del establecimiento de antigüedades había vendido la escultura en el Museo Nacional de Antigüedades de Leiden (Países Bajos) por 100.000 euros. La pieza procedía del expolio en Sudán, era de origen ilícito y tenía documentación falsa.
La investigación comenzó cuando las autoridades de los Países Bajos alertaron a la Brigada de Patrimonio Histórico del cuerpo policial sobre una denuncia que apuntaba que el responsable de un establecimiento de antigüedades de Barcelona había vendido la escultura en el museo neerlandés por 100.000 euros.
Para poder hacer la venta, el anticuario proporcionó una copia digital de un documento manuscrito del gobierno de Sudán, con fecha 27 de mayo de 1967, que certificaba que la pieza había llegado a Londres procedente de Sudán entre 1930 y 1940. El documento resultó ser falso.
Las investigaciones permitieron comprobar que el manuscrito no era un certificado oficial, ya que no cumplía los requisitos de los escritos de la época. En concreto, hacía referencia a un ‘ministerio de arqueología’ que nunca existió y estaba firmado por un director general que era una persona real, pero que no ocupó el cargo ni tenía la firma que constaba en el documento.
Las perquisiciones permitieron acreditar que el documento había sido confeccionado para crear un origen lícito en la escultura, que en realidad había sido sustraída del Museo Gebel Barkal en la República de Sudán, en la región de Karima. Además, se averiguó que la escultura había sido objeto de varias transmisiones y que el propietario más antiguo conocido de la pieza había muerto hace años.
La denuncia, presentada por el museo neerlandés, concluía que había sido estafada por el anticuario catalán y exigía la devolución de los 100.000 euros que había pagado.
El investigado sería responsable de un delito de estafa agravada al recaer sobre bienes de patrimonio artístico, histórico y cultural, así como por superar la defraudación de los 50.000 euros por la venta en el Museo Nacional de Antigüedades de Leiden.