Un matrimonio ha sido condenado a un año de prisión por dejar morir de hambre a su perra Leia, de la raza Gran Danés, a la que mantenían atada a la terraza sin alimentarla ni sacarla a pasear desde hacía al menos seis años.
Los hechos ocurrieron en el año 2022, cuando el animal murió por una torsión gástrica provocada por una mala alimentación, pero la perra estaba en condiciones pésimas desde 2016. Durante todo este tiempo, los propietarios sólo llevaron al animal al veterinario una vez.
Los vecinos habían alertado en numerosas ocasiones de las condiciones en las que vivía el animal: atado a la terraza con una cuerda corta, sin salir y casi sin comer.
Este jueves se ha celebrado un juicio de conformidad donde los dos acusados han admitido los hechos, que ya habían sido corroborados por la autopsia que se hizo al animal tras desenterrarlo debido a la denuncia.
La necropsia confirmó que la perra presentaba caquexia extrema y un estado de desnutrición que llevó a su muerte. Además, sufrió un golpe violento que le provocó una fractura en las costillas de su lateral izquierdo.
El perito que examinó el cadáver de la perra explicó que nunca, en toda su trayectoria profesional, se había encontrado con un caso tan grave de desnutrición en un animal. La perra presentaba ausencia total de grasa en todo el cuerpo.
El sufrimiento y el malestar del animal debido a la desnutrición y otras lesiones provocaba que en muchas ocasiones llorara, retuviera y bordara. Por este motivo, el matrimonio se compró un collar de descargas eléctricas para corregirla y hacer que callara.
Estos ladridos alertaron a los vecinos y vecinas del matrimonio, que llegaron a alertar a la Policía. A pesar de ello, el animal continuó años ligado a la terraza y en muy malas condiciones sin que nadie actuara.
Según recoge ‘Levante-EMV’, Ana Cal y María Girona, las abogadas de la acusación, han lamentado la inacción de las autoridades para proteger al animal ante las denuncias de los vecinos. De hecho, lamentan que la Guardia Civil no confiscó el cuerpo del animal una vez que ya había muerto y permitió que la pareja lo enterara.
Finalmente, el matrimonio ha sido condenada a un año de prisión cada uno por un delito de maltrato animal continuado con resultado de muerte. A pesar de todo, como ninguno de los dos tiene antecedentes criminales, la pena de prisión quedará suspendida con la condición de que no cometan más delitos en los próximos dos años y que hagan un curso de reeducación en materia de protección animal. Tampoco podrán tener animales ni trabajar en trabajos que involucren animales en los próximos 4 años.
