Un hombre muere enojado mientras esperaba durante 40 minutos una ambulancia

La familia de un hombre que murió enojado tras esperar durante 40 minutos una ambulancia ha denunciado públicamente los hechos.

Todo pasó en el mes de mayo, cuando el hombre de 52 años estaba con su madre dinamizado un bocadillo en una vivienda de Sevilla.
Mientras comía, el hombre se enojó con un trozo del bocadillo y su madre llamó al 112.

Eran las 13:49 de la tarde cuando la mujer llamó al 112, pero según denuncian los familiares, no fue la última vez que tuvo que contactar con ellos para pedir ayuda. La ambulancia llegó a su casa a las 14:31 h, según denuncian, es decir 42 minutos después del primer aviso.

Cuando llegaron, los sanitarios realizaron varias maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) avanzada, entre otras medidas, y consiguieron recuperar la actividad eléctrica de su cuerpo, motivo por el que lo trasladaron de urgencia al Hospital Virgen del Rocío de la capital sevillana. Minutos después de ingresar, sin embargo, murió.

Su familia critica que la ambulancia tardara 42 minutos en llegar cuando la vivienda donde estaban la víctima y su madre se encuentra en el Polígono Sur de la capital sevillana, a solo 10 minutos del mismo hospital donde lo llevaron.
Si la ambulancia hubiera llegado antes, la vida del hombre podría haberse salvado.

De momento, la familia no ha interpuesto ninguna demanda judicial contra el 112 o contra la Consejería de Salud de Andalucía, porque aseguran que no quieren entrar en este tipo de batallas judiciales, pero han decidido explicar ahora los hechos para evitar que se vuelvan a repetir casos similares.

Desde la Consejería de Salud, según ‘Telecinco’, explican que todo fue “un cúmulo de mala suerte” porque el 112 no consiguió pasar el aviso hasta cinco minutos después de la primera llamada, a las 13:54 h.
Aseguran, sin embargo, que la ambulancia llegó a las 14:26 h, y no a las 14:31 h.

En cualquier caso, tal y como remarca la familia, sigue siendo media hora de espera que puede haber marcado la diferencia entre la supervivencia del hombre o su muerte.