Esta madrugada, hemos ajustado los relojes para adaptarnos al nuevo horario de invierno. Así pues, a las 3h de la madrugada, se han retrasado los relojes una hora, marcando las 2h de nuevo. Este cambio de horario, que se implementa anualmente desde 1973, nació con el objetivo de optimizar el consumo energético durante las horas de actividad con las de luz solar.
La medida ha sido objeto de debate en varias ocasiones. Aunque inicialmente se esperaba una reducción notable en el gasto energético, investigaciones recientes sugieren que el impacto positivo podría ser mucho menor del que se pensaba. De hecho, la Sociedad Española del Sueño señala que mantener el horario de invierno todo el año podría favorecer un mejor descanso.
Este ajuste también tiene un impacto psicológico en los trabajadores. Muchas personas empiezan y terminan su jornada laboral sin ver la luz del sol durante los meses de invierno, lo que puede contribuir a una menor motivación y a un estado de ánimo más bajo.
En medio de estas discusiones, cada vez son más las voces que se preguntan si el cambio de horario sigue siendo una práctica beneficiosa o si, en cambio, debería eliminarse. Aunque la Unión Europea propuso en 2018 la posibilidad de que cada país decidiera su propio huso horario sin cambios estacionales, hasta ahora no se ha tomado ninguna decisión definitiva en España.
