El 1 de marzo las autoridades francesas reportaron el hallazgo de un cuerpo en la playa Des Casernes, en Seignosse, suroeste de Francia. Aunque no se han realizado las pruebas de ADN, su pareja ya la ha identificado a través de fotografías, al ver los tatuajes que lleva en la espalda. Se trata de Alberto Bueno, que desapareció el pasado 25 de enero en las costas de Llanes, en Asturias.
Bueno, de 41 años, era vecino del municipio de Unquera y se encontraba pescando el día de su desaparición. Según se reporta, el hombre cayó al agua desde los acantilados de Santiuste. De hecho, otros pescadores le advirtieron pidiendo ayuda entre las ondas, por lo que solicitaron rápidamente ayuda a través de la línea telefónica del 112.
“Lo vimos por casualidad. Pedía ayuda moviendo los brazos, estaba muy espantado y se golpeaba contra las rocas. Le llamábamos a que se calmara, que ya habíamos llamado a Emergencias, y se tranquilizó”, ha declarado uno de los pescadores que se encontraba en una zona cercana al desaparecido. Ahora bien, pocos minutos después, lo perdieron de vista.
A pesar del gran dispositivo de búsqueda que se desplegó, incluyendo la Guardia Civil, los Bomberos y Salvamento Marítimo y la Cruz Roja, no se logró encontrar en Bueno. Más de un mes y una semana después, su cuerpo apareció en las costas francesas, a unos 350 kilómetros de donde cayó al mar.
Finalmente, las autoridades francesas contactaron con las españolas para comprobar si existía el reporte de alguna persona desaparecida que coincidiera con las características Alberto Bueno y, seguidamente, con su familia. No se trataría de un caso aislado, ya que ha habido otros hallazgos en Francia de personas desaparecidas en Asturias, Cantabria o el País Vasco.
