Se empiezan a conocer más detalles sobre la mujer que apareció muerta en un vertedero de Toledo. Según informaciones publicadas hoy por varios medios, la víctima, Pilar, era la presidenta de una comunidad de vecinos que murió asesinada por una inquilina, Marta, que no pagaba sus facturas.
Tanto Pilar como Marta vivían en un edificio de una treintena de viviendas en el barrio madrileño de Carabanchel. Pilar, de 68 años, vivía sola y hacía unos cinco meses que se había convertido en la presidenta de la comunidad de vecinos del edificio, que había perdido el suministro de calefacción central por impagos a la empresa proveedora, según explican vecinos del edificio a la agencia EFE.
Cuando llegó al cargo de presidenta, Pilar se propuso sanear las cuentas de la comunidad, así que convocó varias reuniones extraordinarias con los vecinos. En alguna de estas reuniones reclamó a Marta, una vecina, que pagara 8 facturas de la luz que no había pagado.
Marta, de 34 años, hacía un año que vivía de alquiler en el edificio, pero los vecinos prácticamente no le conocían la cara porque no socializaba con nadie.
La desaparición de Pilar
Los familiares de Pilar empezaron a preocuparse el pasado lunes, cuando dejaron de recibir mensajes de la mujer, con quien mantenían comunicación constante. Además, se dieron cuenta de que se había dejado la luz de casa encendida y el móvil dentro del piso, un hecho que encendió todas las alarmas.
Ante esto, los familiares denunciaron su desaparición y la Policía empezó a investigar el entorno de Pilar. Se entrevistaron con Ángela, conserje de la comunidad de vecinos, que aseguró haber visto a Marta con una maleta muy pesada poco después de que Pilar desapareciera.
La Policía sigue investigando el suceso, pero cada vez tienen más claro lo que pasó. 48 horas después de desaparecer, encontraron restos humanos en un vertedero que pertenecerían a la víctima. El cadáver estaba entero, pero calcinado.
El mismo día, policías del Grupo V de Homicidios de Madrid detuvieron a Marta, quien creen que mató a Pilar dentro de su piso y después escondió su cuerpo en la maleta y la llevó hasta Toledo. Allí, compró varios bidones de gasolina y prendió fuego a su cuerpo en el mismo vertedero donde la abandonó.