¿Qué valoración hace de los primeros meses del nuevo gobierno?
No demasiado buena. Cuando hay un cambio de gobierno siempre hay ilusión para que todo pueda mejorar, pero lo cierto es que están haciendo buenos a los de antes y mira que eran malos. No ha habido demasiado cambio y vemos detalles que no habíamos visto en el anterior equipo de gobierno. Habría dos grandes ramas. La primera es que se intenta colocar a la gente sin seguir criterios de méritos y capacidades, sino con criterios políticos. Lo hemos visto con las gerencias e, incluso, con el riesgo real de quedarse sin dirección. Ha pasado con muchas empresas, con los medios de comunicación y con cultura, incluso, se quiso modificar los requisitos para una persona en concreto.
Después se está haciendo demagogia con el urbanismo. Se dijeron muchas cosas en campaña que cuando han llegado han dicho que no se hacían. Otras las están intentando detener con un riesgo serio de que haya un perjuicio económico para la ciudad y, a veces, faltando a la verdad. Por ejemplo, el Mas d'en Sorder lo venden como si se fuera a construir en medio de la montaña y es un proyecto que se construye al lado de suelo urbano consolidado, es decir, de una zona construida. Hacen este tipo de política de cara a la galería y supongo que para una cierta parroquia, pero la verdad es que a este gobierno no les podemos dar ni un deficiente.
El pasado mes de diciembre se aprobaron los presupuestos con el voto en contra de Ciudadanos. ¿Por qué se opusieron?
Hicimos un dossier explicando lo que pedíamos y todo eran temas de ciudad porque somos políticos locales. No cumplieron nada. El plan de choque de barrios, por ejemplo, no existe. Además mintieron en el tema de la capacidad inversora que tenía la ciudad y reconocieron que hay 16 millones de euros para invertir, algo que no pasaba en este ayuntamiento desde hace muchos años.
Tampoco se invirtió un millón de euros en conservación de nuestro patrimonio y ahora hay informes objetivos de administraciones que no son locales donde se habla de un serio riesgo de derrumbe de más de 300 metros de muralla. También tenemos el anfiteatro cerrado por una denuncia que hicimos y el Pretorio o la Antigua Audiencia han tenido problemas. Nosotros tenemos el deber legal y moral de mantener este patrimonio para las futuras generaciones. Es un patrimonio de más de 2.000 años y no me gustaría ser político en activo de Tarragona cuando caiga.
Se muestra muy crítico con la gestión que se está haciendo del Patrimonio. ¿Qué cree que se debería hacer?
Poner dinero. No sólo nosotros porque creo que es una corresponsabilidad y una concurrencia de culpas. La Generalitat y el Estado también deben poner mucho dinero. Si somos la única ciudad que es Patrimonio de la Humanidad de Cataluña y una de las pocas de toda España, creo que se merece que tengamos un trato diferenciado. Hace poco visitamos Granada y les propusimos intentar que haya algún tipo de participación de los presupuestos del Estado para las ciudades patrimonio, ya que si son de la humanidad, son de todos, pero a la hora de pagar sólo es de los municipios. Esto es un problema muy serio y entendemos la situación del Ayuntamiento, pero también entendemos que se han ocultado situaciones objetivas sobre la conservación de nuestro patrimonio que me parecen temerarias.
Su partido ha expresado la voluntad de que Tarragona sea la capital mediterránea del comercio. ¿Qué habría que hacer para que sea una realidad?
Creo que un cambio de visión. Al final nosotros hacemos propuestas y los otros grupos se dedican a criticarlas. Yo me pregunto qué hacen ellos para que cambie algo. No estamos viendo que nuestro comercio cambie hacia bien. Nosotros creemos en un cambio de paradigma. Competimos con otras ciudades o con el comercio electrónico. Abaratar los aparcamientos es básico y no podemos pensar sólo en el comercio de la persona que vive en Tarragona y por eso decíamos que debía ser una capital mediterránea. Que el parking fuera a 4 euros haría que viniera gente de fuera de Tarragona, porque ahora mismo los expulsa porque no hay lugar para aparcar o los aparcamientos son muy caros.
Después estaría el tema de las campañas comerciales. Debemos intentar que haya una visión de marketing unitaria de la ciudad, que la vendamos como un producto y vayamos todos a una. Hay muchísimas federaciones y asociaciones de comerciantes, mientras que en Reus sólo hay una o dos. Esto implica que a veces se pierda la visión genérica de lucha global del comercio y sólo se piensa en una visión muy sectorial. Por ejemplo, hay asociaciones de comerciantes que sólo son de una calle. En este caso, la unión haría la fuerza.
Hay muchas acciones que proponemos. Por ejemplo, campañas que sean un punto de inflexión y la gente sepa que viene a Tarragona porque existe esta campaña especial. También que haya muchas actuaciones en la vía pública de artes escénicas o música y que sea un gran centro comercial al aire libre. Esto implica también la peatonalización y hacer islas de peatones en muchas zonas que actualmente están abiertas al tráfico rodado. Se debe implantar la Isla Corsini, esta idea de Albert Abelló, que tenía una visión muy buena de cómo debía ser el comercio.
Desde Ciudadanos han dicho que la propuesta de los consejos de distritos que se hizo todavía está un poco verde. ¿Qué cree que le hace falta?
Está verde y creo que la han pensado de una manera que al final resulta inútil. No puede haber 30 personas en una reunión y que sea funcional. Es imposible. Si en el Ayuntamiento somos 27 y no nos ponemos de acuerdo, sólo hay que imaginar 30 personas de ámbitos muy diferentes y con intereses que a veces no serán coincidentes. Creo que es un sistema que no es el correcto.
Recuperar la figura del concejal de barrio, pero que sea útil de verdad sí que sería una buena idea. Representantes de las entidades vecinales, comerciales o sociales deben proponer previamente al concejal de barrio cuáles son las problemáticas y, posteriormente, se debe convocar una reunión con los técnicos de cada una de las áreas para debatir cómo se hace. Los consejos de distritos están pensados para ciudades muy grandes como Barcelona o Madrid que difícilmente se pueden gobernar de forma centralizada. Parece que la visión que se ha tenido no es la de tener un acceso más directo al Ayuntamiento, sino un filtro más.
El accidente en IQOXE hace unas semanas ha dejado en evidencia el PLASEQCAT. ¿Qué cree que falla o se podría mejorar?
En estos temas lo primero de todo es la unidad. Por eso nosotros propusimos una moción para hablar de este tema y quisimos una declaración institucional y decir que estábamos al lado del alcalde para defender los intereses de Tarragona. Hay cosas tan importantes que no puedes hacer política con ellas y ésta es una. Lo que tenemos que hacer es revisar cómo ha funcionado el protocolo porque se pasó del PLASEQTA al PLASEQCAT o no está claro quién debe hacer sonar las sirenas.
También falló la comunicación con Tarragona Radio, que es el medio de comunicación oficial. Al final es un sistema donde la gente podría tener acceso a una información veraz y no caer en las "fake news" que corrían. Otra cosa que falla es la visión de que todo debe pasar por Barcelona y creo que desde allí han visto que esto no nos gusta. Por ejemplo, las sanciones que nos imponen por excesos en el aire las cobran desde allí, pero lo sufrimos nosotros.
En este mismo sentido, el Impuesto sobre Actividades Económicas se paga en el término municipal donde, por casualidad, hay una línea que lo delimita como puede ser La Canonja, pero quizás los vecinos de Bonavista son los que más lo sufren. Creo que esto es una injusticia porque no se reparte la riqueza que se puede generar por un criterio de término municipal, cuando debería ser por impacto visual, medioambiental, etc. Si no al final sólo recibimos lo negativo y no lo positivo. Hay gente muy enfadada y con mucha razón.
Esto no significa que la convivencia entre Tarragona y la industria no sea positiva, porque Tarragona sin industria sería un pueblo. Pero esto no quita que debamos exigir unos estándares muy altos de seguridad, de información y de protección. No sé si ya es porque se ha instaurado una alarma social, pero últimamente estamos viendo muchas noticias de que hay alguna fuga o algún problema y nos preocupa mucho. Pero a quien debería preocupar en realidad es a las empresas del sector químico que sí cumplen. La lección que podemos aprender es que sólo es necesario que uno incumpla para que afecte a todos, así que quizás ellos también deberían decir cuándo saben que alguien incumple.
Para terminar, ya ha dicho que no se volverá a presentar a la reelección en el año 2023. ¿Por qué?
Creo que todo tiene un tiempo y la política debe ser un servicio público y vocacional. Me parece que ocho años es un tiempo suficiente. Tarragona está por encima de todos nosotros y mucho más por encima mío.