¿Cómo se presenta esta candidatura de cara a las elecciones municipales? La candidatura de ERC es una candidatura feminista, tenemos seis candidatas entre los diez primeros puestos, con un porcentaje importante también de candidatos independientes. Todos los miembros son personas que no han tenido una responsabilidad política activa, por lo tanto aportan una diversidad notable y un grado de frescura.
Con esta lista que ustedes llevarán a las próximas elecciones, ¿cree que podrán conseguir más concejales en la Paeria? Nuestra opción en estas elecciones no es participar ni hacer un buen resultado, sino intentar provocar un sorpasso. Queremos liderar o participar en el liderazgo de un gobierno de cambio honesto para una ciudad que lleva cuarenta años gobernada por el mismo partido político.
Cuando dice "cambio honesto", ¿a qué se refiere? Me refiero al hecho de que necesitamos un cambio porque llega un momento en el que las ideas se agotan y las maneras de gestionar se cronifican. Cuando hablo de honestidad hago referencia a Esquerra Republicana, un partido con 88 años de historia y sin ningún incidente relacionado con la financiación ilegal del partido ni con corrupción.
¿Cree que el relevo que hubo en la Paeria, de Àngel Ros a Fèlix Larrosa, se ha notado? Este es el modelo tradicional del Partido Socialista, cambiar a su candidato a la alcaldía antes de terminar la legislatura anterior. Esto supone convertir el tramo final de la legislatura en una campaña electoral, y es lógico que el actual alcalde, Fèlix Larrosa, hará lo posible para que pensemos que él acaba de caer en la Paeria. Pero nosotros estamos haciendo todo lo necesario para recordarle que, durante siete años, ha sido la mano derecha de Àngel Ros y que de todas las decisiones tomadas, él también ha sido corresponsable. Por lo tanto, no puede esquivar su responsabilidad política en lo que se ha hecho en la Paeria durante los últimos siete años, incluido el acuerdo firmado sobre papel de gobierno entre Ciudadanos y el Partido Socialista.
¿Qué retos se plantean llevar a cabo si alcanzan la alcaldía? Los retos son muchos, pero si tuviera que establecer prioridades hablaría de educación, innovación y servicios sociales. La ciudad de Lleida ha perdido población desde el año 2008. Hay calles enteras donde han cerrado los comercios, el tejido comercial se ha adelgazado y sobre la estructura comercial de la ciudad pesa la amenaza de la construcción de dos o tres nuevas áreas comerciales en el exterior. Creemos que este es un modelo que en Francia y en Estados Unidos está en crisis, e implantarlo en Lleida, no sólo supondrá un golpe de muerte para lo que queda del comercio pequeño y mediano, sino que en términos económicos tiene un futuro muy relativo.
Nosotros hablamos de una ciudad de las personas, conectada. En Lleida se pueden hacer muchas cosas caminando, pero también se deben afrontar modificaciones en el modelo de movilidad, priorizando el transporte público, los desplazamientos a pie y en bicicleta y, sobre todo, intentando dar a la ciudad una ilusión para los próximos veinte o veinticinco años. La sensación que tenemos es que la ciudad, desde el año 2007 y hasta hoy en día, no sólo ha dejado de crecer y de tener confianza en ella misma, sino que ha empezado a perder, a marchas forzadas, talento.
Por lo tanto, ¿cree que a la ciudad de Lleida le falta un proyecto? A la ciudad de Lleida, por decirlo en términos numéricos, le faltan 20.000 habitantes, le falta un proyecto que permita diversificar esta ciudad actual que tenemos, que es, básicamente, una ciudad de servicios, un poco de comercio, y trabajadores de la función pública. Tenemos que producir cosas, tenemos que reforzar la vertiente industrial y no olvidar que todo aquello que permita añadir valor en el ámbito de la agroalimentación, y aquí es donde el papel de la Universidad de Lleida y de otros agentes debería ser claro. Por este motivo, hablaba de innovación. Nos tenemos que atrever a pensar, no sólo a tapar pequeños agujeros, sino a hacer un proyecto de cara a los próximos veinticinco o treinta años.
Nos ha dicho que la población decrece. ¿Qué implica este descenso? La ciudad de Lleida es relativamente pequeña, pero si contamos las viviendas que tenemos vacías, la trama urbana que se ha urbanizado y no se ha ocupado, sin tener que incrementar excesivamente los servicios o los recursos la ciudad podría aguantar perfectamente 20.000 personas más. Por otra parte, y teniendo en cuenta el progresivo envejecimiento de la sociedad, parece que estos ciudadanos más nos irían muy bien pensando que nosotros tenemos que aumentar las plazas escolares hasta el año 2023, pero si no aumenta la natalidad de la población y no vienen a vivir personas a Lleida empezaremos a sufrir un decrecimiento que será preocupante para nuestro futuro como colectividad.
Otro de los aspectos que ustedes quieren llevar adelante es aumentar la presencia en los barrios de la ciudad. ¿Cree que esta es una asignatura pendiente del equipo de gobierno actual? En Lleida se habla mucho de barrios, lo cual parece que establece una categoría entre la ciudad, en un primer nivel, y los barrios en un segundo. A veces se ha planificado como si Lleida fuera una especie de confederación o de barrios, donde cada uno negocia su trozo. En algunos aspectos deberíamos tener una visión más global de ciudad y plantearnos que determinados equipamientos de interés para el conjunto de la ciudad pueden ir a La Mariola, no sólo para satisfacer exclusivamente sus ilusiones, sino porque es un lugar tan adecuado para instalar determinados equipamientos como lo es el Centro Histórico. Lo que sí que hemos dicho es que nos encontramos con una queja de falta de mantenimiento. La Paeria inaugura instalaciones pero el ciudadano después tropieza siempre con la misma baldosa. La gente quiere que la ciudad funcione tanto en los Mangraners como en la Zona Alta, y este es un objetivo capital para nosotros.
¿Cuáles cree que son las inquietudes de los leridanos y leridanas en este momento? Creo que tienen inquietudes desde el punto de vista social y del relevo generacional. Tenemos un porcentaje muy alto de jóvenes que a los treinta años todavía no han podido emanciparse, tenemos un problema de fuga de servicios, es decir, tenemos a chicos y chicas brillantes que no encuentran trabajo en Lleida y que tienen que marcharse.
Tenemos que combinar la construcción de una ciudad más amable y saludable con entornos que nos protejan mejor. Con esto hago referencia al problema del cambio climático que para Lleida puede suponer unos veranos cada vez más pesados y más peligrosos, y al mismo tiempo tenemos que conseguir un objetivo o una ilusión que nos permita alinear las fuerzas creativas pensando en el futuro. Este es el gran reto, hay que encontrar cuáles son los objetivos a los que queremos dedicar esfuerzos durante los años venideros.
¿Cómo sería Lleida gobernada por Miquel Pueyo? Todos podemos asumir responsabilidades en determinados momentos. Yo nací aquí, y siempre seré alguien a quien le gustaría que su ciudad fuera habitable, donde hubiera un modelo de movilidad menos centrado en el automóvil y más sensible con las personas. Está claro que todo esto no lo haré con una varita mágica, porque no existen y porque las transformaciones no son nunca el fruto del trabajo de una sola persona. Pero si conseguimos que salte la chispa e implicar a todos los agentes en este proceso de cambio, creo que tenemos motivos para pensar que Lleida, no sólo puede seguir siendo tranquila y agradable para vivir, sino que puede ser una ciudad donde la gente pueda encontrar oportunidades de futuro.
Llegado el momento ¿con qué partidos estaríais dispuestos a pactar? El nuestro es un modelo de cambio honesto, por lo tanto nuestra intención es poder liderar o participar en el liderazgo de una alternativa de gobierno de perfil republicano y autodeterminista, y si tenemos en cuenta la evolución de nuestro país durante los últimos tres o cuatro años, y la situación actual con personas en la cárcel y en el exilio, es evidente que marca unas preferencias, que en nuestro caso son muy claras.
