Josep Pallarès recibió el 57.7% de los votos ponderados en las últimas elecciones de la URV y se ha convertido en la máxima autoridad universitaria en Tarragona. Afrontará en primera persona los grandes retos que la universidad tiene ante sí por la implicación que la institución tiene en todos los aspectos de la sociedad.
Cuatro pinceladas sobre el nuevo rector
Josep Pallarès nació en El Perelló en 1967 y se licenció en Física en la Universidad de Barcelona. El doctorado lo hizo en el departamento de Ingeniería Electrónica de la Universidad Politécnica de Cataluña y en 1991 se incorporó a la URV donde desde 2009 es catedrático de Tecnología electrónica.
El bagaje profesional de Pallarès le ha llevado a ejercer como Director General de Universidades (2016 y 2019) y Director General de Planificación de Universidades e Investigación de la Generalitat de Cataluña.
Fue vicerrector de Política Académica y del PDI (2014 - 2016), Vicerrector de Personal Docente e Investigador (2008 - 2014) y Vicerrector de Transferencia e Innovación (2006 - 2008), además de director del Departamento de Ingeniería electrónica, Eléctrica y Automática (2000 - 2006).
Justo antes de ser elegido rector de la URV se ha dedicado a la investigación de células solares orgánicas y poliméricas. Es miembro del grupo de investigación Nanoelectronics and Photonic Systems, autor de más de un centenar de publicaciones en las revistas internacionales indexadas más prestigiosas y ha sido investigador principal en proyectos nacionales y de la Unión Europea.
Habiendo ocupado estos cargos tan importantes en su carrera profesional, ¿presentarse a las elecciones de la URV era el siguiente paso lógico?
Imagino que hubo poca gente que se sorprendió cuando supieron que me presentaba a una candidatura. ¿Paso lógico? No, porque podría no haberme presentado, pero lo he hecho por el sentido de la responsabilidad que me ha acompañado durante mis 30 años de carrera.
¿Cuáles son los grandes retos que junto con su equipo afrontarán a lo largo de los próximos años en la URV?
En los 30 años de vida de la universidad, cada rector y rectora ha asumido retos importantes, haciendo que la institución diera pasos adelante, aunque ya sabemos que las dinámicas universidad son muy lentas. En este sentido, recojo la experiencia que ha habido en estos 30 años y haré lo posible para impulsarla adelante, afrontando los retos tanto a nivel interno como externo.
¿Cuáles son los retos principales a nivel interno?
El principal es el relevo generacional del profesorado y del personal administrativo y de servicios. Pienso en el profesorado lector, que no tiene plaza permanente pero tiene un doctorado, una trayectoria post-doctoral, pero no una plaza permanente. Estamos hablando de personas que tienen más de 40 años. Este relevo generacional es el reto n. 1.
A nivel de los estudiantes el estímulo es asegurar la mejor formación a nivel de grado y máster para que sea una formación homologable a cualquier otra universidad catalana, española o internacional. Nuestros alumnos tienen un nivel formativo bueno. Es cierto que hablando con empresas de algunos ámbitos concretos dicen que los alumnos deberían saber X o deberían tener determinadas competencias y por lo tanto, estamos dispuestos a mejorar alineando las demandas de formación tal y como van evolucionando. Tenemos que hacer evolucionar las metodologías, los contenidos y capacidades de nuestros alumnos. Este es otro gran reto interno.
¿Y a nivel externo?
Tenemos que pensar en las relaciones con el tejido empresarial, técnico, cultural. Tenemos que ser motor, crear estrategias conjuntas con instituciones, Ayuntamientos, Cámaras de Comercio, para tener una táctica común como región del conocimiento que sume todas las fuerzas en la misma dirección y bien alineadas, avancen en un mismo sentido.
En las reuniones y encuentros que he tenido con instituciones y empresas he visto la demanda de la sociedad: que la universidad haga el papel de rótula, de punto en común a partir del cual podamos construir el discurso que necesitamos.
A menudo se ha dicho que hay un alejamiento entre los estudios universitarios y el mundo laboral real. ¿Qué piensa?
Yo creo que tenemos que minimizar este alejamiento social. Hay un dato clarísimo: a mayor formación, mayor inserción laboral. Los doctores tienen más inserción laboral que los másteres, los másteres más que los graduados y así toda la cadena. Por lo tanto, desde el punto de vista laboral, la formación universitaria hace que las probabilidades de tener un trabajo cualificado sean mucho mayores. Estamos formando personas para que se inserten en el mercado laboral y contribuyan a hacer avanzar la sociedad.
¿El Consejo Asesor de la URV juega un papel importante en este aspecto?
Sí, el Consejo Asesor es la voz de la sociedad civil en la vida universitaria. Está formado por personas provenientes de la empresa, del profesorado y de los estudiantes, que hablan de todo lo que va surgiendo de nuevo. Los grados, los másteres, son titulaciones vivas que tienen que adaptarse a las necesidades cambiantes. El sistema que tenemos ahora lo podemos hacer a medida para que esté lo más actualizado y adaptado a las necesidades de la sociedad y de las empresas.
La investigación que se hace desde la Universidad hace avanzar a la sociedad en muchos aspectos. ¿Hasta qué punto la Universidad es capaz de prever el futuro y encaminarlo?
Al 100%. Esta es la definición de investigación. Siempre les digo a los estudiantes de doctorado que estén tranquilos porque la formación que tienen del campo específico que están trabajando, no hay nadie más del mundo que la tenga, y eso les hace los expertos mundiales en ese campo. Cuando hablamos de la importancia que se da a las publicaciones en revistas indexadas, es una forma de reconocer internacionalmente lo que se está haciendo en cualquier campo del conocimiento. Esta es la definición de investigación.
Los profesores tenemos la obligación de transmitir conocimiento, ayudar a los alumnos a adquirir capacidades, habilidades y competencias que se corresponden a sus másteres; pero además, tenemos la obligación de generar conocimiento y cuando generas algo quiere decir que creas algo que antes no existía y por lo tanto, en cualquier campo del saber, estamos contribuyendo.
En este momento tenemos, entre alumnos y profesores, más de 2.000 personas haciendo su tesis doctoral. Es una población completa dedicada a generar conocimiento.
¿Y en cuanto a la investigación aplicada? Porque las conclusiones de las innovaciones y los nuevos descubrimientos deben poder aplicarse para que sean útiles.
La investigación aplicada es aquel conocimiento que hacemos llegar a las empresas, a la sociedad, al mundo cultural. Aquí tenemos químicas, museos, editoriales, somos un territorio muy rico y lo que nos tiene que ocupar es que seamos capaces de generar conocimiento para que las empresas se beneficien y esta generación de conocimiento repercuta en la sociedad.
El escenario ideal es que todo vaya avanzando a buen ritmo, pero tenemos factores externos como las sucesivas crisis económicas, la pandemia, la guerra de Ucrania, ¿cómo os afectan?
Pues como al resto de la sociedad. La URV somos una institución con 15.000 estudiantes, 3.000 trabajadores y estadísticamente somos lo suficientemente grandes para tener los problemas que pueden tener otras empresas. Empezando por factores como la subida del precio de la electricidad y continuando por cualquier otro aspecto imaginable. Siempre vamos a parar a la infrafinanciación histórica de la institución universitaria. Hemos tenido que adaptar procesos y metodologías, que quizás se habrían aplicado en 10 años, en sólo 2, porque las circunstancias externas lo han impuesto y nuestro proceso de adaptación ha sido obligado por esta aceleración a todos los niveles. Pero como la botella se puede ver medio vacía o medio llena, nosotros preferimos verla medio llena y quedarnos con aquellas adaptaciones que han sido útiles para avanzar. En todo caso, tenemos los mismos problemas que el resto de la sociedad.
La URV tiene sus sedes muy dispersas: desde El Vendrell hasta Tortosa y ahora también, Vilafranca del Penedès. ¿Esta dispersión geográfica no es un problema añadido a la hora de gestionar recursos?
Esta dispersión forma parte de nuestro ADN. En su día se tomó la decisión de hacer una universidad distribuida y este es un hecho con el que convivimos. Desde el momento cero tenemos esta condición diferenciada y tenemos que sacar rendimiento potenciando los elementos positivos que tiene.
Yo creo que nos singulariza y nos posiciona como universidad líder a la hora de valorar esta implantación territorial como motor de generación. Somos una universidad que tiene relación con 4 Cámaras de Comercio: Tarragona, Reus, Valls y Tortosa y ahora en el Penedès. Esta descentralización debe aportar ventajas porque representa enriquecimiento, diversidad, presencia territorial, interculturalidad. La cuestión es lo que nos une y poner en valor estos elementos diferenciales.
¿Qué hará la URV en Vilafranca del Penedès?
Empezamos la implantación de un grado de enfermería. Se han previsto unas 600 nuevas plazas, de las cuales 450 son públicas y 150 son privadas. La URV ofertamos unas sesenta de las cuales, unas cuarenta las ponemos en la nueva sede de Vilafranca del Penedès. Se han dado las circunstancias y las hemos aprovechado.
Los retos de los que hemos hablado en esta entrevista son realmente grandes. Tendremos que hacer el seguimiento de las futuras novedades.
Pienso que lo más importante es la implicación de todos, porque debemos ser capaces de pensar en grande y creernos que podemos pensar en grande, con objetivos realistas que podemos alcanzar. Somos nosotros quienes debemos ser capaces de transmitir el conocimiento y esta visión de futuro. Es imprescindible, nos lo tenemos que creer.