Anna y Sergi (nombres ficticios para preservar su intimidad) son una pareja que desde 2019 abrió las puertas de su casa con el fin de que niños y niñas que malviven en 2019. un país en guerra como Ucrania pudieran tener una segunda oportunidad y mejores condiciones de vida. La pareja catalana acoge actualmente al Ivan (nombre ficticio), que tiene 12 años. El Yvan vivió en Cataluña antes de que estallara la guerra en Ucrania, pero a raíz del conflicto en el país también vinieron su hermana pequeña de 6 años, el Amira (nombre ficticio).
Hoy en día, la pequeña ya no vive con ellos, ya que tal y como explica Sergi, “la madre del Amira se presentó y decidió llevarse a la niña de un día para otro, después de haber estado escolarizada aquí durante nueve meses”. Tanto el Amira como el Yvan habían hecho saber a la pareja que en Ucrania habían sufrido malos tratos por parte de su madre. “Los niños nos habían dicho que la madre les clavaba agujas en las uñas, les pegaba con el cinturón o les daba palizas si no sacaban buenas notas. Son niños que no han vivido un día sin malos tratos“, apunta Anna.
los servicios sociales y el síndico de agravios eran conocedores de la situación, les hicieron saber que si la madre o el padre les reclamaba “no podían hacer nada”. La pareja catalana argumenta que “pasan un estricto control semanal con el fin de ser familia de acogida y que no se quejan de eso, sino todo lo contrario”. Lo que no entienden es que “se devuelva a estos menores en un país en guerra, en contra de su voluntad y donde sufren malos tratos”.
Por este motivo, el Sergi y el Anna se han sentido muy identificados con
las familias terrassenses que denunciaban hace pocos días
que los menores ucranianos que tienen en acogida ahora son obligados a volver a su país. Aunque Anna y Sergi han perdido el contacto con la pequeña Amira y no saben nada de ella, la madre de los menores también quiso que su hijo, el Yvan, regresara a Ucrania con el fin de acreditar que junto con su pareja tenían 3 hijos y así, evitar ir a la guerra.

El Yvan fue entrevistado por servicios sociales y expresó su firme voluntad de quedarse en Cataluña, donde tiene toda su vida. Aunque la voluntad del Yvan no prevaleció en que no fuera obligado a volver a Ucrania, pudo quedarse gracias a un acuerdo de palabra que llegaron con su madre. Actualmente, la madre biológica del Yvan ha sido madre de una nueva criatura, lo que ha supuesto que puedan acreditar tener tres hijos sin necesidad de contar con el Ivan.
“Se utiliza a estos niños como mercancía y fuente de ingresos. A raíz de la situación de total desamparo en la que nos encontrábamos, contacté con varias asociaciones de toda España y todos los casos que conocíamos eran iguales: nos decían que no se había tenido en cuenta a los menores y que habían sido devueltos a su país“, explica Anna.
Anna y Sergi pueden considerarse “afortunados”, ya que si no hubiera sido por el acuerdo al que llegaron con la madre, el destino del Yvan sería bien diferente y habría sido devuelto en un país en guerra, donde sufre malos tratos y, donde los niños de su edad, en cuestión de días terminan en las filas del ejercito con un fusil en la mano.
Por este motivo, Sergi y anna califican “de hipócrita” la actitud y atención recibida por parte de las instituciones catalanas, ya que “con el fin de evitar un posible conflicto internacional, no se posicionan”. Asimismo, explican que “la sentencia de resolución recibida por el síndico dice que hasta que no se acabe el conflicto los niños no tienen que volver, pero que los abogados de la empresa les dijeron que eso no tenía ninguna validez”.
Ahora, la pareja vive con incertidumbre el futuro y no saben si de un día para otro la madre del Yvan reclamará que el niño se vuelva a Ucrania. “Nos encontramos totalmente desprotegidos por parte de las instituciones y tenemos miedo. Por eso queremos dar nuestro testimonio y decir a las familias de Terrassa que no están solos y que no dejen de luchar. Lo bueno es que su caso sirva de ejemplo para que ningún menor maltratado tenga que ser devuelto en un país en guerra en contra su voluntad“, expresan.