viernes, 5 de julio de 2024
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Más de la mitad de los municipios obligados a tener planes de inundación no tienen

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En Cataluña hay 521 municipios obligados a tener un Plan de Actuación Municipal (PAM) por inundaciones, pero seis de cada diez lo tienen caducado o no lo han tenido nunca, caso de ciudades como Badalona, Montcada i Reixac, Vilassar de Mar y Castelló d’Empúries.

Las inundaciones son el principal riesgo natural en Cataluña, con un historial de episodios de origen fluvial, pluvial y marítimo con importantes daños materiales y humanos. Un total de 1.300 km2, el 4% del territorio, son zonas inundables fluviales donde vive el 9% de la población. En cuanto a las inundaciones pluviales, los cambios detectados últimamente en la pluviometría han llevado a revisar los avisos de intensidad del Inuncat para adaptarlos a los fenómenos violentos cada vez más habituales y “difíciles de prever”.

De acuerdo con los actuales mapas de peligrosidad, riesgo de inundación y daños potenciales que elabora y revisa periódicamente la administración siguiendo la Directiva Europea de Inundaciones, hay 521 municipios catalanes obligados a disponer de un plan municipal específico sobre inundaciones. Pero en la última actualización del registro, del 28 de febrero, sólo 200 (el 38%) constan con el plan homologado y en vigor.

256 sí lo tienen pero sin actualizar (tienen cuatro años de vigencia), y 65 más no lo han tenido nunca, incluidos 17 con un riesgo “muy alto”, entre ellos ciudades metropolitanas como Badalona, Montcada i Reixac o Vilassar de Mar, y también Castelló d’Empúries o las capitales de comarca Puigcerdà (Cerdanya) y Pont de Suert (Alta Ribagorça), entre otras. Entre los que no lo tienen y los que lo tienen caducado suman ahora el 61% de los municipios obligados, un porcentaje elevado pero, con todo, algo inferior al que constaba en el verano de 2023 (el 65%).

El Plan de Actuación Municipal (PAM) es un documento donde los municipios recogen las actuaciones previstas en caso de emergencia por inundaciones, del tipo que sea, desde zonas a evacuar hasta señalizaciones expresas o inversiones en mejoras de canalizaciones y sistemas de drenaje del agua, entre otros.

En municipios pequeños y medianos, el argumento para no disponer de este documento suele ser el económico. Es el caso de Pont de Suert. El municipio atravesado por el Noguera Ribagorçana y donde desemboca el barranco de Sirès tiene el 5% de la población en zona fluvial inundable (cada 100 años) y un riesgo de inundación “muy alto” que le obliga a tener PAM, pero aún así no lo ha redactado nunca.

La alcaldesa, Iolanda Ferran, explica a la ACN que confían en poder acogerse a la línea de ayudas específica que convoca la Diputación de Lleida para la redacción de estos planes. “El Consistorio no dispone de estos recursos para hacerlo”, asegura. De hecho, recuerda que ninguno de los municipios de la comarca potencialmente afectados dispone de este plan, ni Vilaller ni Vall de Boí, y opina que deberían conseguir que el Consell Comarcal de l’Alta Ribagorça financiara un técnico para la redacción de estos planes a los ayuntamientos de toda la comarca.

De momento, para intentar minimizar cualquier afectación en caso de inundaciones, el Ayuntamiento pedirá a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) que limpie el tramo no urbano de río de posibles árboles caídos, piedras u otra vegetación en medio del río que no hagan tapón en caso del crecimiento del río.

 

Montcada tendrá plan “este mismo año”

Otro de los municipios con un riesgo muy alto de inundación es Montcada i Reixac (Vallès Occidental). Sin embargo, y como ocurre en varios casos, el Ayuntamiento no cuenta con el PAM. Pero esta anomalía está en vías de solución, según han detallado a la ACN los responsables del servicio municipal de Protección Civil, ya que se está tramitando el Documento Único de Protección Civil Municipal (DUPROCIM) donde se recogen todas las actuaciones y protocolos de emergencia, incluidas las de inundaciones. El objetivo es llevarlo a la aprobación del pleno municipal este mismo año.

Es bastante conocida la situación del municipio por el paso de innumerables líneas de Cercanías o autopistas, pero por Montcada i Reixac también pasan los ríos Besòs y Ripoll, las rieras de Polinyà y Sant Cugat o numerosos torrentes, como el de Can Duran, que atraviesa parte del núcleo urbano. Y es que Montcada i Reixac es un municipio que vive rodeado de agua, cuando lo hay. Según los datos de Protección Civil, un 1,2% de la población vive en riesgo de inundación fluvial, en un periodo de retorno de 10 años. En la proyección a 100 años, este porcentaje aumenta hasta el 35%. Y a 500 años la población en riesgo de inundación sería del 54%, más de la mitad del municipio.

A pesar de no disponer del pertinente plan de actuación, ya se toman medidas en este ámbito. La renovación del alcantarillado en zonas próximas al río o la actuación en los cauces para erradicar las zonas de barracas son algunos ejemplos. Montcada i Reixac también cuenta con sensores en el río Besòs para controlar el caudal en cada momento. Y desde el servicio municipal de Protección Civil también tienen señalado los ‘puntos negros’ del municipio para poder vigilarlos en caso de previsión de lluvias intensas y se procede al cierre del paseo fluvial.

 

La sequía “hace perder conciencia” del riesgo

Desde el Servicio Meterológico de Cataluña, su directora recuerda que es obligatorio tener el PAM y revisarlo periódicamente, ya que tiene una vigencia de cuatro años. Sarai Sarroca asume que en un periodo de sequía como el actual “se acentúa la pérdida de conciencia” sobre el riesgo de inundaciones, “porque nos hemos acostumbrado a que llueva poco y la gente pierde la noción de peligro”.

Entre los municipios que lo han actualizado recientemente se ha campdevànol (Ripollès), donde un 17% de la población vive en zonas potencialmente inundables y desde 2005 tenían el plan caducado. Hace pocas semanas han homologado DUPROCIM. El pueblo y su industria han crecido junto al río Freser, si bien también hay otro más pequeño, el río Merdàs, que pasa por él. “Tenemos que estar preparados por si viene una fuerte venida de agua”, admite el edil.

Oriol Lázaro explica a la ACN que en el documento se proponen algunas acciones, como la construcción de muros naturales (no de hormigón), en algunos puntos de entre 1 y 4 metros, para hacer de barrera. “Hacer esto es una actuación difícil, no sólo técnicamente, sino sobre todo porque son proyectos con un coste muy alto que difícilmente podrá asumir un municipio pequeño como este, ni a corto ni a medio plazo”, remarca.

 

Limpieza de cauces y actuaciones preventivas a pesar de la sequía

Entre las tareas de mantenimiento, señala la limpieza de los cauces como un elemento clave ya que pueden “agravar” situaciones de inundabilidad si el agua encuentra obstáculos. Lázaro valora positivamente el trabajo que se está haciendo con la Agencia Catalana del Agua (ACA) —el ente da subvenciones para poder hacer limpiezas en los tramos urbanos—, pero destaca que no pasa lo mismo con los tramos no urbanos.

Precisamente, desde la ACA, el jefe de Gestión del Medio, Diego Moixó, remarca que esta partida de su presupuesto no ha decaído “pese a los 40 meses de sequía”, y asegura que el país está más “preparado” que antes ante nuevos episodios de lluvias intensas. “A pesar de tener unos caudales minuciosos a nivel de capacidad, la respuesta a las venidas es razonable”, dice entrevistado por la ACN. Aun así Moixó advierte al mundo local sobre la necesidad de hacer intervenciones y tener actualizado el PAM: “Cuando les enseñas (a los alcaldes) la mancha de inundación potencial en su municipio algunos te dicen que no lo han visto nunca, pero eso no quiere decir que no pueda llegar la situación; estamos más preparados, pero eso no quiere decir que si viene un nuevo ‘Gloria’ pueda tener consecuencias catastróficas”, avisa.

 

110.000 personas en zonas de alto riesgo de inundación fluvial

Los datos de los últimos estudios de Protección Civil de la Generalitat, a partir de las zonas inundables determinadas por los organismos de cuenca ACA y Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), indican que Cataluña tiene 1.300 km2 de zonas inundables fluviales (el 4% de todo el territorio). En total, cerca de 705.000 personas viven dentro de una zona inundable (un 9.1% de la población) con un periodo de retorno de 500 años, y de ellas, 110.000 (el 1.4%) en zonas de muy alto riesgo de inundación, es decir, con una recurrencia de 10 años. Además, hay que tener en cuenta que un 15% de las zonas urbanizadas de Cataluña en las cuencas internas están afectadas por riesgo de inundación fluvial o marítima de acuerdo al Plan de Gestión del Riesgo de Inundaciones de las cuencas internas de Cataluña.

En algunos casos, las inundaciones a 10 años afectarían a más del 50% de la población del municipio. De hecho, algunos pueden quedar casi negados como Deltebre (91% de los habitantes afectados), que sí dispone de PAM de inundaciones pero debe revisarlo desde 2020. O, también en el Delta, Sant Jaume d’Enveja, con el 74% de la población afectada, Benifallet (63%) y Ribes de Freser (50%), con el plan caducado desde 2009.

En cuanto a los municipios con más población afectada por este nivel de riesgo de inundación son Girona, con 19.971 personas y casi el 20% de su población, Lleida (11.059 vecinos), Deltebre (10.539), Pineda de Mar (7.046 habitantes) y Tortosa (6.115 habitantes).

Tortosa, atravesada por el Ebro

En Tortosa es el 18,21% de la población la que vive en zonas afectadas por inundaciones recurrentes (cada 10 años). Sin embargo, la ciudad tiene caducado desde 2010 el Plan de Actuación Municipal (PAM) por Inundaciones. El actual gobierno municipal está ultimando el Duprocim, según informa a la ACN Francesc Vallespí, concejal de Movilidad, Seguridad Ciudadana y Convivencia, Participación Ciudadana, y “el documento estará listo en pocas semanas y se iniciarán los trámites para su aprobación en el pleno y posterior homologación de la Generalitat”, asegura.

El Ebro atraviesa la ciudad y tiene “muchas zonas inundables”, unas 310 zonas según detalla el regidor. Aparte del río, en el municipio de Tortosa hay 63 barrancos “sin salida”, con “un riesgo potencial de inundación” que afecta a muchos barrios y urbanizaciones y fincas, y por lo tanto “hay que incrementar las medidas de contención y respuesta en caso de inundación”. Uno de los problemas derivados de su ubicación son las limitaciones urbanísticas, porque no se puede edificar en zona de flujo preferente (del río). Esto afecta al proyecto del nuevo Hospital de Les Terres de l’Ebre, que está a la espera de que Tortosa sea incluida en el listado “de excepciones” por falta de alternativa de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para poder salir adelante.

 

Planes de gestión de motas

Una de las estrategias más nuevas y “difíciles” para prevenir el riesgo de inundaciones de tipos fluviales son los “planes de motas”, esto es, dar más espacio a los cauces de los ríos para prevenir inundaciones, afectando, si es necesario, zonas donde hay actividad económica. En concreto, la ACA estudia desde hace unos años actuaciones en los cauces del Tordera, el Muga y el Ter que podrían afectar a terrenos agrícolas y otros sectores como el turístico. “No queremos hacerlo donde haya un sector que salga claramente perjudicado, y eso es difícil”, admite Moixó, que explica que se trata dar espacio al río fuera de los núcleos urbanos para que “las inundaciones encuentren espacio para no afectar al territorio aguas abajo”, como pasó en 2020 con el temporal Gloria particularmente en estos tres cursos fluviales.

 

Las inundaciones pluviales, al alza

En cuanto a las inundaciones pluviales, de precipitación en zona urbana, “son una preocupación y un problema histórico para la protección civil en relación a las posibles emergencias”, como reconocen desde Protección civil. Tanto el ACA como el Meteocat conceden que el cambio climático está dando episodios de lluvia más focalizados, con chubascos fuertes y en poco espacio de tiempo, particularmente en el litoral. “No son ríos que se desbordan, sino tramas urbanas que no tienen la capacidad de absorber en veinte minutos o una hora la cantidad de lluvia que les cae encima; Terrassa, el año pasado, es un caso típico de lo que puede pasar: la ciudad se desbordó pero los dos arroyos que le pasan por el lado, no”, recuerda Diego Moixó.

Los planes de protección civil (Inuncat y los PAM municipales) tienen en cuenta estos fenómenos. Sarai Sarroca explica que “son fenómenos más difíciles de predecir, y que cuando lo haces, tienes poco margen de actuación”. Por ello, a tenor de los cambios observados en la pluviometría, los entes implicados están revisando los umbrales a partir de los cuales hay que activar el aviso por intensidad de lluvia, así como el mapa de inundabilidad en zona urbana (por lluvia). La idea, adelanta Sarroca, sería añadir nuevos niveles de aviso por acumulación de lluvia (uno de 12 horas), intensidad de lluvia (uno de 3 horas) e incrementar el volumen de litros del actual aviso de intensidad de 20l/m2 en treinta minutos. Todo ello está todavía en fase de estudio, apuntan desde la ACA y el Servicio Meteorológico de Cataluña.

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