Como si fuera un círculo que completa la vuelta, los discursos institucionales de Sant Esteve y Cap d’Any de los presidentes de la Generalitat han tenido una evolución cíclica durante la última etapa de la política catalana.
Tras la sentencia del Estatut en 2010, Artur Mas reclamaba al Estado un “trato fiscal más justo” y lamentaba que fueran tratados de “poco solidarios”. Trece años después, Pere Aragonès defendió que en 2024 se tenía que “acordar una financiación singular“, justamente lo pactado para la investidura de Salvador Illa.
Los discursos del presidente Artur Mas, pronunciados entre 2010 y 2015 el día de Año Nuevo, giraron en torno a tres grandes ejes: los recortes a raíz de la crisis financiera de 2008, el pacto fiscal y la lucha para el referéndum de autodeterminación y la independencia. El entonces presidente de la Generalitat eligió siempre el mismo escenario, el Palau de la Generalitat, diferenciándose así de su antecesor José Montilla, que varió de localizaciones en sus mensajes institucionales de Navidad.
Pacto fiscal y recortes, protagonistas entre 2010 y 2013
En su primer discurso como presidente en el año 2010, Mas situó como principal prioridad del Gobierno superar la crisis económica iniciada dos años atrás, aunque también habló de identidad, reivindicando una “reacción unitaria” para conseguir “un trato fiscal más justo”. Mas denunció las amenazas contra el autogobierno y se comprometió a “reaccionar con serenidad y firmeza”.
Un año más tarde, en 2011, el pacto fiscal volvió a centrar el mensaje de fin de año del expresidente. De hecho, Mas auguró para el año siguiente – en 2012- la formulación de una propuesta por parte del Parlament con el máximo consenso posible sobre esta materia. Así, lanzó una advertencia al nuevo gobierno español, encabezado por Mariano Rajoy, pidiendo que esta propuesta fuera “escuchada y atendida”. “Si es así, los puentes entre Cataluña y España se reforzarán, pero, de lo contrario, se debilitarán más”, alertó.
Futuro político de Cataluña
En el discurso de 2012, las alusiones a los recortes y ajustes perdió importancia en favor del futuro político de Cataluña, que ocupó gran parte del mensaje de Mas. El expresidente admitió que “muchos catalanes” tenían el deseo de construir “un país nuevo”, aunque no mencionó explícitamente la consulta sobre la autodeterminación ni la palabra independencia.
Sí lo hizo, sin embargo, un año más tarde, en 2013, cuando aprovechó el mensaje de Año Nuevo para pedir al Estado que “escuchara la voz” de los catalanes y les “dejara votar”. En esta línea, prometió que al año siguiente, el 2014, sería un año para decidir futuro y abrir horizontes”. De hecho, este discurso se emitió pocas semanas después del acuerdo sobre la pregunta y fecha de la consulta, que, tal y como se estipuló, se celebró el 9-N del año siguiente.
Unidad e independencia centran los mensajes tras el 9-N
En el mensaje institucional de 2014, dos meses más tarde de la celebración del 9-N, Mas hizo un llamamiento a mantener la unidad que hizo posible la consulta para la independencia. Con un tono más elevado que el de los últimos discursos, el expresidente acusó al Estado de querer una Cataluña “débil, dividida y vulnerable” y se comprometió a asumir “personalmente” los próximos pasos del país tras la consulta. También dijo que su Gobierno “combatiría las irregularidades y malas prácticas” tras la confesión de la dejación del expresidente Jordi Pujol.
Un año más tarde, en 2015, en el que fue su último discurso como jefe del ejecutivo catalán, Mas remarcó que “junto al derecho a decidir” – en referencia al 9-N – estaba el “deber de decidir”. Lo dijo precisamente después de unos meses de intensas negociaciones con los partidos políticos, especialmente con la CUP, para la formación de un nuevo Gobierno en Cataluña. Para el nuevo año, Mas recetó “estabilidad” para cumplir los mandatos en las urnas y se mostró confiado en iniciar un periodo “decisivo” para el proyecto nacional del país.
El 1-O marca un antes y un después
Carles Puigdemont sólo llegó a hacer un discurso como presidente de la Generalitat, el 30 de diciembre de 2016, porque al año siguiente fue destituido con la aplicación del artículo 155. Puigdemont se comprometió a aplicar “sin dilaciones ni excusas” el resultado del referéndum “legal y vinculante” que se celebraría durante 2017, aún sin fecha fijada. En un discurso centrado especialmente en el conflicto político, también alargó la mano al gobierno español “desde la fidelidad a nuestros principios”.
Dos años más tarde, en 2018, discurso de Año Nuevo se situó a las puertas del juicio del procés en el Tribunal Supremo. El entonces presidente Quim Torra aprovechó el mensaje a los catalanes para hacer un llamamiento al independentismo a “dejar atrás las desconfianzas y las diferencias” ante los “desafíos mayúsculos” del año que venía, que pondría a prueba la “solidaridad” entre demócratas. También reclamó al gobierno del Estado un diálogo que fuera “creíble, sincero y valiente” para dar una “solución democrática y política” al conflicto entre Cataluña y España.
Al año siguiente, ya habiendo sentencia del 1-O, que condenó a parte del Gobierno Puigdemont a entre 9 y 13 años de prisión, Quim Torra insistió en que su disposición al diálogo con el Estado era “absoluta”, pero también avisó del “paraño” de autoengañarse y que el diálogo no podía ser “honesto” sin el compromiso de un referéndum.
Diálogo con el Estado y Acuerdo de Claridad
En el año 2021 Pere Aragonès rompió la tradición de pronunciar el discurso desde el Palau de la Generalitat y se estrenó en una escuela de Santa Coloma de Gramenet. El dirigente republicano rebajó el tono de ruptura con el Estado, tras hacerse efectivos los indultos a los presos independentistas, e hizo un llamamiento a “construir alternativas” por si la negociación con el ejecutivo español “se encallaba”. También fue un mensaje marcado por las restricciones a raíz de la pandemia de la covid-19.
Un año más tarde, Aragonès fijó el discurso en uno de los grandes objetivos de su legislatura: la propuesta catalana de Acuerdo de Claridad para ejercer el derecho a la autodeterminación, inspirándose en el caso de Quebec. De hecho, el expresidente situó al año siguiente, en 2023, como el momento para dar forma a esta gran conversación en Cataluña para establecer las condiciones de un nuevo referéndum.
En su último discurso en 2023, Aragonès se propuso que como meta para el próximo año acordar una financiación singular, recuperando así uno de los reclamos principales de los mensajes institucionales de Mas. También fue un discurso marcado por la ley de amnistía, la sequía, las guerras de Gaza y Ucrania y las negociaciones por los presupuestos de 2024, precisamente los que finalmente acabaron haciendo caer su legislatura.