Un niño de 9 años fue a los lavabos de la escuela y vio que no estaba solo. Le acompañaba nada más y nada menos que un animal salvaje, un puma feroz.
Afortunadamente, el menor no ha sufrido ningún daño y ha podido explicar lo sucedido. Lo ha hecho, como es lógico, aún con el miedo en el cuerpo.
El menor acudió estos días, como actividad extraescolar, a una de las escuelas de Nova Lima, que pertenece al estado brasileño de Minas Gerais. Lo hizo con otros compañeros y sus padres para jugar un partido de fútbol.
Todo hacía indicar que disfrutaría de la jornada que se empezó a truncar cuando decidió ir al baño. Y es que nada más entrar en los lavabos del centro se encontró con algo que no podía creer. Allí había un puma de 80 kilos que le dejó aterrorizado.
Como David ha explicado a la prensa local, no pudo evitar temblar «como una gelatina. Fue oír su rugido y mi corazón casi se para». Pero, a pesar del miedo que sentía, el pequeño logró salir del baño sin ser atacado y fue a buscar a su padre, Rodrigo.
El adulto, de 34 años, escuchó atento a su hijo, pero pensó que no había visto bien al animal que describía. Creyó que se trataría simplemente de un perro y con esta idea en la cabeza se dirigió hacia el baño. Eso sí, una vez allí se dio cuenta de que el pequeño tenía toda la razón.
Ante sus ojos vio al puma, que medía 2 metros y medio de largo. Y la manera que tuvo de reaccionar fue «correr hacia atrás cuando descubrí el tamaño que tenía».
Como es lógico, nada más comprobar que David había dicho la verdad, Rodrigo comunicó lo sucedido a los presentes y a la propia escuela. Acto seguido, dieron aviso tanto a los bomberos como a la policía militar para conseguir que se tomaran medidas rápidamente y nadie sufriera daño.

Exactamente se logró encerrar en el baño al animal y, con cuidado, se tomaron varias imágenes para enviarlas a los veterinarios. De este modo, estos tuvieron claro su tamaño y determinaron la dosis necesaria de tranquilizante para poder conseguir dormirlo. Lo consiguieron mediante un dardo que le lanzaron nada más llegar al recinto.
Dos horas después de que el niño descubriera al felino, y ya dormido este, pudieron sacarlo del lugar dejando tranquilos a todos los presentes. Asimismo, procedieron a hacerle diferentes pruebas para comprobar no solo su peso y dimensiones sino también que se encontraba en perfecto estado de salud.
El animal ya vuelve a disfrutar de libertad y sigue con su vida como si no hubiera pasado nada de esto. Según se ha publicado en varios medios brasileños, fue trasladado hasta una jungla cercana finalizando así su 'aventura' por territorio humano.
Aventura que podría haber acabado en tragedia, pero afortunadamente todo ha quedado en un simple susto y no hay que lamentar daños. Eso sí, el menor y su padre seguro que no olvidarán nunca el miedo vivido.