Un hombre graba a su pareja mientras se está muriendo por diabetes

10 de junio de 2021 a las 10:31h

La fiscalía y la acusación particular piden la prisión permanente revisable para un hombre que grabó a su pareja sin ayudarla mientras moría agonizando durante horas por una subida de azúcar provocada por la diabetes. Los hechos tuvieron lugar en junio de 2019 en el piso de la mujer, en Viladecans. El hombre ya había agredido a la mujer otras veces y esta, por vergüenza a mostrar las lesiones a amigos y familiares, le pidió ayuda cuando sufrió una subida de azúcar. El hombre, también diabético, hizo ver que la ayudaba, pero solo la grabó y no avisó a los servicios de emergencias.

Según los escritos de las acusaciones, avanzados por 'El Periódico' y a los cuales ha tenido acceso la ACN, Mariano Daniel V.A., argentino de 49 años, empezó a salir con la víctima, S.C.J., de 42, hacia febrero o marzo del mismo año, y a menudo dormía en casa de ella. Desde buen inicio el hombre se mostró celoso y posesivo, la controlaba, le recriminaba públicamente que hablara con otros hombres, la insultaba y montaba escándalos en público y privadamente muy a menudo. De hecho, el 19 de abril el hombre la agredió en las costillas, y la mujer tuvo que ser atendida por el médico pero ocultando la verdadera causa de las lesiones. Pocos días después, el 26 de abril, el hombre la volvió a insultar y agredir. Finalmente, la noche del 14 al 15 de junio, ambos se discutieron en un bar de copas y él la empujó e insultó, la golpeó en la cara y la parte superior del cuerpo, cosa que le provocó la inflamación en los ojos y la cara.

Todo esto fue generando en la víctima un sentimiento de inferioridad y ambivalencia emocional respecto al acusado, y la hizo aislarse de otras personas a quien pedir ayuda. Tanto era el miedo que tenía por su integridad física y la de su hijo de 13 años, que pocas semanas antes de los hechos pidió al padre del niño que se lo llevara a vivir con ella a Ciudad Real. Igualmente se bajó una aplicación para grabar conversaciones telefónicas en el móvil.

Un día después de la agresión en un bar, el 16 de junio, la víctima se sentía avergonzada por las señales evidentes de la agresión y sabía que buena parte de su entorno sospechaba del origen de las lesiones. Esto la hizo hundirse anímicamente y físicamente. Dejó de ir a trabajar al bar que regentaba, se encerró en casa sin hablar con casi nadie y se despreocupó de su propia alimentación así como del cuidado adecuado de su diabetes tipo 1 que sufría desde hacía tiempo. También consumió cocaína.

Hacia la tarde del 17 de junio el deterioro físico progresivo empeoró. Cuando notó que estaba muy débil no quiso avisar a sus familiares por vergüenza de que notaran las lesiones. Llamó varias veces al acusado, entre las 21.30 y las 22.45 horas para pedirle ayuda. Finalmente, el hombre fue al domicilio de la víctima hacia las 22.50 horas. El hombre, que también es diabético y había estudiado y trabajado en el ámbito de la odontología, notó rápidamente los síntomas de una subida de azúcar como un mareo generalizado, frecuencia respiratoria paulatinamente acelerada, con fatiga y profunda, falta de control de esfínteres, sudor, falta de articulación motora, dificultad para hablar y sed constante.

Las acusaciones consideran que entre las 22.50 y al menos las 3.39 de la madrugada asistió "impasible" a un deterioro evidente de la víctima, que se quedó sin fuerzas y después semiinconsciente. No hizo ni un control de azúcar con el glucómetro ni llamó a los servicios de emergencias. Finalmente, la hiperglucemia le provocó un fallo multiorgánico y la muerte.

Durante cinco horas el hombre habría constatado el gran sufrimiento y malestar que sufría la mujer, que le suplicaba diversas formas de ayuda. El hombre, previendo la muerte de la mujer y que la policía lo investigara, intentó "construirse una coartada". Entre las 23.42 y las 3.39 horas, sin el consentimiento ni asentimiento de la víctima, y "con absoluta desconsideración al respeto de su intimidad", el acusado grabó con su móvil 15 fragmentos de vídeo, "convenientemente seleccionados", donde aparentemente se observa al acusado dispuesto a ayudar a la víctima, a pesar de que era "inocua" o no se materializaba en lo que el acusado sabía que podía revertir fácilmente la situación. En los vídeos se puede ver la cara y el cuerpo de la víctima cada vez más débil, pidiendo ayuda, desnuda y prácticamente decaída.

A la mañana siguiente de los hechos el hombre fue a un taller mecánico de coches y después fue a explicar la muerte de la mujer a la policía. El individuo fue arrestado tres meses después, el 18 de septiembre, y desde entonces está en prisión preventiva.

La fiscalía y la acusación particular lo acusan de cuatro delitos de maltratos, uno de maltrato habitual, uno contra la intimidad y uno de asesinato por omisión con ensañamiento y contra persona vulnerable por razón de enfermedad, con el agravante de motivación de género y parentesco. Por todo ello, piden la prisión permanente revisable por el asesinato, más siete años de prisión y 17 años de prohibición de llevar armas por los delitos de maltrato, y cuatro años de prisión por el delito contra la intimidad. También le piden varios años de libertad vigilada y prohibición de aproximación o comunicación con el entorno de la víctima cuando haya salido de prisión. Además, tendría que pagar 7.920 euros de multa y 710.000 euros de indemnización al hijo, la expareja, la madre y un hermano de la víctima.

Para el juicio con jurado popular que se tendrá que celebrar en la Audiencia de Barcelona, la fiscalía pide la declaración de testigos como una conocida y la exmujer del acusado a quien este explicó los hechos, amigos de la víctima y el acusado que presenciaron los maltratos, un amigo del acusado que estaba con él cuando la víctima le pidió ayuda el día de la muerte, además del exmarido de la mujer y su hijo, entre otros. También declararán peritos forenses sobre las causas de la muerte, el posible abuso sexual a la víctima, la ingesta de drogas por parte de ambos o un informe sobre salud mental del acusado. También se analizarán los vídeos grabados por el acusado y varios mensajes de móvil de la víctima y el agresor.