Las autoridades han informado este miércoles de que son ya al menos 53 los muertos en el ataque del pasado domingo contra una Gendarmería Nacional en el norte del país de Burkina Faso, entre ellos 49 agentes.
Tras el ataque, que tuvo lugar de madrugada en la zona de Inata, en la provincia de Soum, las autoridades han cesado de sus funciones al comandante del cuerpo en el sector norte y al jefe de la primer región de la Gendarmería, recoge el portal de noticias burkinés Infowakat.
El presidente de Burkina Faso, Roch Marc Christian Kaboré, se ha referido este miércoles al término del Consejo de Ministros al "drama" del ataque en Inata, y ha asegurado que ya se han tomado "una serie de medidas", incluida la apertura de una investigación.
Kaboré ha subrayado que esta "tragedia" ha "conmocionado a los diferentes estratos sociales" de Burkina Faso. Según ha dicho, también ha suscitado reacciones de "ira" por "disfunciones en el Ejército" en cuestiones de "alimentación o logísticas".
"Entiendo muy bien las reacciones. No puede ser normal en estos momentos que en el Ejército, que debería ser la estructura mejor organizada, tengamos disfunciones a un nivel tan importante", ha reconocido, recoge el medio Burkina 24.
"Ahora mismo se han dado instrucciones para que se lleve a cabo una investigación administrativa sobre todo este asunto", ha asegurado. También ha defendido garantizar a los militares "todas las condiciones que les permitan enfrentarse al terrorismo con todo el valor y la determinación que se requiere". El presidente ha avanzado, además, que celebrará "en breve de un Consejo Superior de Defensa Nacional" sobre este tema.
SERIE DE ATAQUES
El domingo se produjo otro ataque sin víctimas contra un destacamento en la zona rural del departamento de Kelbo. La semana pasada tuvo lugar otro en la provincia de Séno, que se saldó con la muerte de al menos siete miembros de las fuerzas de seguridad. El país africano ha experimentado en términos generales un aumento significativo de los ataques desde el año 2015.
Los atentados, obra tanto de la filial de Al-Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria. Además, han propiciado los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado en los últimos meses 'voluntarios' para que ayuden en la lucha antiterrorista.