Entre el 2200 y el 1550 a. C. se desarrolló la cultura de El Argar en el sureste de la Península Ibérica, una sociedad compleja en la que ya existía una diferenciación social en función del género y de la edad, y una especialización en la realización de trabajos artesanales relacionados con la cerámica, la lítica, el textil y la metalurgia. Este conocimiento ahora se refuerza con nuevas aportaciones que publica la revista Journal of Archaeological Science.
En ella se hace público un estudio, encabezado por Marina Lozano, investigadora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y de la Universidad Rovira i Virgili (URV), que ha realizado en colaboración con científicos del Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada, entre los que se encuentra Ángel Rubio Salvador, autor también del artículo que recoge la nueva investigación.
Concretamente, el análisis del desgaste dental de 106 individuos inhumados en el yacimiento de Castellón Alto (Granada), constata que las mujeres se ayudaban de los dientes, exactamente de su dentición anterior, para realizar tareas relacionadas con la elaboración de hilos y cordajes, durante la Edad del Bronce (1900-1600 a. C.).
El desgaste observado con diferentes tipos de microscopía se corresponde con muescas, astillas de esmalte y surcos oclusales e interproximales producidos por la manipulación de fibras de origen vegetal y animal. Estos materiales están relacionados con la producción textil y de cestería de la que hay evidencias en la cultura material de El Argar, pero hasta este momento no se había podido establecer una relación tan directa sobre qué individuos fueron estos artesanos.
Así pues, una de las conclusiones más importantes de este nuevo estudio es la evidencia de que ya a finales de la Edad del Bronce, es decir, hace casi 4000 años, se aplicaba una doble especialización en el trabajo, en el sentido de que sólo un grupo reducido de personas se dedicaría a la artesanía relacionada con la confección de hilos, base de la manufactura textil y, además, lo llevaban a cabo exclusivamente mujeres.
Por otra parte, el hecho de que se haya observado este comportamiento en los restos de individuos de diferentes edades, con un desgaste más pronunciado a medida que son más adultos, permite inferir que esta especialización comenzaba en su adolescencia y proseguían durante toda su vida realizando esta tarea.
Este estudio se enmarca en una de las líneas de investigación del IPHES que tiene por objetivo identificar el uso de los dientes como herramientas. Además, en este caso se han podido obtener datos sobre la división del trabajo tanto por género como por edad y, en consecuencia, tener una mejor visión del estilo de vida y la organización social de la cultura de El Argar.
Dentición del individuo 90 de Castellón Alto con evidencias de uso paramasticatorio de la dentición. Autoria: Ángel Rubio Salvador