Los Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional han desmantelado un presunto grupo criminal relacionado con la Mocro Maffia neerlandesa en Cataluña, y han logrado impedir que los miembros se asienten en territorio español, donde "pretendían blanquear dinero a partir de varios negocios --como un bar de shishas-- y la adquisición de bienes provenientes del narcotráfico".
Lo han explicado en una rueda de prensa este miércoles el jefe del Grupo 32 de Blanqueo de Capitales y Anticorrupción de la Policía Nacional, el inspector Esteban Patricio, y el jefe del Área Central de Delitos Económicos de los Mossos d'Esquadra, el subinspector José Merino.
La investigación se inició a principios de 2021, cuando los agentes detectaron varios robos con fuerza en Cataluña y en Valencia, en los cuales los autores "atacaban cajeros automáticos con una mezcla de gases para acceder al cajetín y coger el dinero en efectivo", ha explicado Merino.
Después de varias gestiones, tuvieron conocimiento de la existencia de una persona de origen neerlandés que presuntamente estaba relacionada con estos robos, e iniciaron una vigilancia conjunta sobre este investigado para aclarar si se le podía relacionar "con otros robos con fuerza con gases explosivos" en otros países de la Unión Europea.
Durante la investigación, los agentes descubrieron la actividad de una organización criminal de origen neerlandés "que pretendía instalarse en Cataluña", y que estaba relacionada con la Mocro Maffia, conocida por una alta peligrosidad y especialización por los métodos utilizados en sus negocios, ha explicado Patricio.
El objetivo de este grupo criminal era "disfrutar del dinero que generaban de sus negocios sin levantar las sospechas de los organismos de control", ha sostenido Merino, mientras que Patricio ha explicado que este grupo detectó en Cataluña una ingeniería financiera para revertir el dinero conseguido de manera ilícita con actividad pluridelincuencial, en sus palabras.
Los agentes investigaron a siete personas de unos 30 años relacionadas con el presunto grupo, que "tenían un alto nivel de vida, pero pasaban desapercibidas", y dos de ellos detenidos en la Haya (Países Bajos) y el juez decretó su ingreso en prisión, mientras que otro se presentó en las dependencias judiciales y el juez lo citó a declarar.
Así, se realizaron siete registros en Cataluña y en los Países Bajos y se intervinieron las cuentas corrientes de los investigados, joyas, armas de fuego, coches de alta gama y dos millones de euros y francos suizos en efectivo, entre otros.
"A nosotros, como policías, no nos gusta que determinadas organizaciones estén aquí asentadas, porque pueden tener un efecto llamada. La presencia de estructuras criminales aquí puede conllevar que vengan más grupos y más clanes para expandir su influencia", ha concluido Merino.