¡Contigo, amiga!

25 de noviembre de 2023 a las 09:59h

La sombra oscura de la violencia machista continúa proyectándose sobre nuestra sociedad de manera alarmante, una lacra que afecta a mujeres de todas las edades, clases sociales y culturas. Reconocer y abordar este problema es crucial, y como hombre, asumo la responsabilidad de ser parte activa en la lucha contra el patriarcado y las masculinidades tóxicas que perpetúan esta violencia.

Desde nuestra perspectiva, como hombres, debemos desafiar los estereotipos nocivos que han modelado la masculinidad a lo largo del tiempo. La fortaleza no debe medirse por la capacidad de dominar a otros, sino por la empatía y la habilidad de construir relaciones basadas en el respeto mutuo. Quizás sea el momento de redefinir de una vez por todas lo que implica ser hombre, distanciándonos de la rigidez de los roles de género que únicamente contribuyen a perpetuar la desigualdad. 

A nuestro alrededor, nos encontramos con hombres que, a pesar de nuestro afecto hacia ellos, exhiben comportamientos machistas que necesitan cambiar. Cada uno de nosotros debe ejercer un papel crucial como protagonista del cambio, incluso con familiares o amigos que mantienen actitudes tóxicas hacia las mujeres. En esta lucha contra las masculinidades tóxicas, resulta esencial crear espacios de diálogo donde los hombres machirulos tengan la oportunidad de reflexionar sobre sus actitudes y se den cuenta de sus comportamientos. Para facilitar este camino, la educación es fundamental. Es esencial apoyar una educación que promueva la igualdad y desmonte los mitos que contribuyen a la violencia contra las mujeres.

No podemos ignorar la existencia de discursos negacionistas en torno a la violencia de género. Es imperativo combatir estas ideas erróneas que buscan minimizar o incluso justificar actos violentos. La verdad es innegable: la violencia machista es una realidad, y la negación solo perpetúa el sufrimiento de las víctimas. Como hombres, debemos alzar nuestra voz contra cualquier intento de trivializar este problema. 

La participación activa de la gente joven es fundamental para erradicar la violencia contra la mujer. Es responsabilidad de todos inculcar valores que promuevan relaciones saludables y equitativas. Los jóvenes debemos cuestionarnos los estereotipos y desafiar las actitudes sexistas. La promoción de modelos a seguir que aboguen por la igualdad y el respeto es esencial. Somos nosotros los que tenemos el poder de cambiar la narrativa y de construir un futuro en el cual la violencia machista sea una triste mancha del pasado.

Reafirmo, por lo tanto, mi compromiso: alzar la voz desde el feminismo, asumir el espíritu reivindicativo y solidario para decirles a todas las mujeres que estamos con ellas. ¡Contigo, amiga! Porque juntos construimos un futuro donde la igualdad y el respeto sean la norma fundamental para una sociedad sin violencia ni conductas sexistas.
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C CIUTAT
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