Varios cientos de estorninos cayeron muertos o moribundos sobre sus cabezas y sobre los vehículos aparcados en la calle. Esto es lo que experimentaron los ciudadanos de Ferrol, en Galicia.
En concreto, el suceso tuvo lugar en un tramo de la calle Alcalde Quintanilla y en los jardines de detrás del hospital Juan Cardona. De repente, alrededor de 300 aves muertas o a punto de morir cayeron del cielo sorprendiendo y sobresaltando a los que estaban allí.
La policía se personó en la zona y retiró las aves muertas de las aceras. Después, un técnico de la Conselleria de Medio Ambiente se desplazó hasta Ferrol para recoger dos de las aves y trasladarlas al centro de Oleiros para hacerles exámenes y averiguar lo que pasó. Por otro lado, localizaron cinco ejemplares vivos, que fueron trasladados al Centro de Recuperación de Fauna Salvaje porque no podían retomar el vuelo.
Aunque se desconocen las causas de la muerte, fuentes consultadas por Europapress señalan que podría haber sido una electrocución. Si uno de los pájaros toca un cable de alta tensión y se electrocuta, como vuelan enganchados los unos a los otros, se produce el arco eléctrico y se transmite rápidamente al resto de la bandada, produciendo la electrocución de muchos más.