El viernes 10 de febrero, se celebró en la sede de la región de Occitania, en la ciudad de Toulouse, el traspaso de la presidencia de la Eurorregión Pirineos Mediterráneo, que pasa a manos de la Generalitat de Cataluña hasta 2024, que recaerá entonces en el gobierno balear. El acto estuvo protagonizado por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, la presidenta de la región de Occitania, Carole Delga, y por la consejera del gobierno balear, Rosario Sánchez, en representación de su presidenta, Francina Armengol.
Destacó que la Eurorregión forma «el ecosistema de investigación e innovación más importante del sur de Europa», en lo que se refiere a centros de investigación e investigación y por su conexión con el mundo empresarial.
En cuanto al futuro de la Eurorregión Pirineos Mediterráneo, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, señaló varios objetivos como los del «bienestar para todos y la sostenibilidad ambiental», así como la promoción de las lenguas catalana y occitana, y la apuesta por los jóvenes. Precisamente, estos dos últimos temas protagonizaron buena parte de las actividades de la jornada de traspaso de su presidencia.
Por un lado, se celebró la primera reunión de la Asamblea eurorregional de la Juventud, impulsada durante la presidencia de la región de Occitania, con Francesc Almendros como presidente. Por otra, se hizo la entrega de los premios del concurso para jóvenes que han desarrollado proyectos de promoción de la lengua catalana u occitana en las redes sociales.
En la rueda de prensa conjunta de los tres gobiernos, tanto Aragonès como Delga reclamaron la reapertura de los pasos fronterizos bloqueados por el gobierno francés con grandes rocas, que han motivado protestas de los alcaldes de un lado y otro de los Pirineos.
Lucha contra la pérdida de la biodiversidad y la acidificación del Mediterráneo
En la reunión de trabajo de la Eurorregión Pirineos Mediterráneo se acordó una declaración conjunta de los tres gobiernos, en la que se comprometen a impulsar una estrategia conjunta de todo el Mediterráneo para hacer frente a las problemáticas compartidas, como son el calentamiento global, la acidificación del agua marina o la pérdida de la biodiversidad. Una estrategia en la que se quiere implicar a otros organismos transfronterizos y que debe tener una especial atención al hecho insular, en cuestiones clave como la mejora de su soberanía energética.