El Consejo de Ministros ha aprobado este martes un decreto por el que se modifica la norma de calidad de la miel y se incorporan a la legislación estatal las últimas modificaciones de la directiva de la Unión Europea sobre este asunto. Uno de los objetivos de la nueva legislación es mejorar la información que reciben los consumidores sobre el origen y la composición de la miel que compran. Así, se establece la obligación de indicar en la etiqueta el porcentaje que representa cada uno de los países de origen de la miel, en el caso de que sean mezclas. La decisión del ejecutivo llega después de que la semana pasada los apicultores se manifestaran para denunciar las importaciones de lo que consideran miel falsa o de dudosa calidad.
Tal y como apuntan desde el Ministerio de Agricultura, la modificación a la legislación permite proteger a los productores y aumentar la competitividad de las mieles de origen español. En este sentido, se quiere que el producto que llega al consumidor no haya sido desprovisto de las sustancias o ingredientes naturales que le confieren sus propiedades características y cumpla los criterios de composición, calidad y pureza. "Con esta modificación se elimina la variedad miel filtrada y se establece que aquella a la que se le haya retirado una parte importante del polen será considerada miel para uso industrial y no se podrá comercializar directamente al consumidor final. El polen es un componente clave de la miel y proporciona un enlace con su origen botánico", remarcan.