Solo el 2,8% de los castells sufrieron caídas en 2023, el índice más bajo de los últimos años según el informe anual de siniestralidad de la Coordinadora de Colles Castelleres de Catalunya (CCCC). Sin embargo, los accidentes con lesiones potencialmente graves -como el sufrido por la aixecadora de la Colla Vella dels Xiquets de Valls la diada de Sant Fèlix- han ido tímidamente al alza desde 2012 y después de la pandemia han escalado hasta un 19% de los siniestros, porcentaje "totalmente inaceptable" según la misma coordinadora. Los últimos informes constatan que solo el 16% de los accidentes afectan a la canalla, y que desde la implantación del casco en 2006 los incidentes de gravedad han sido excepcionales, sin ningún menor con secuelas a largo plazo.
Sin considerar los pilares de 4, el porcentaje de caídas de la temporada pasada respecto al conjunto de castells cargados e intentos fue muy bajo: solo el 2,8% los sufrieron. Este es el índice más positivo de los últimos años, según el informe 2023 de siniestralidad de la Coordinadora de Colles Castelleres de Catalunya (CCCC). En cifras absolutas, la temporada pasada 414 castells se vinieron abajo, solo uno más que en 2019 con un número algo superior de construcciones plantadas, que se eleva por encima de las 10.000. Este es, por lo tanto, el mejor registro desde 2012, el primero con datos publicados.
"Una de las primeras medidas de prevención y seguridad en el mundo casteller son la prevención y el ensayo. Esta disminución es resultado sobre todo del ensayo: cada vez ensayamos más y mejor y el ensayo con calidad hace que las estructuras sean más fiables y, por lo tanto, que caigamos menos", argumenta en declaraciones a la ACN Sílvia Simó, asesora del Área Médica y Científica de la entidad.
A pesar de ello, los datos de siniestros con 'Lesiones Potencialmente Graves' (LPG) o que tienen un riesgo importante de dejar secuelas severas por su diagnóstico inicial han seguido una tendencia al alza. Coincidiendo con el auge de la actividad castellera, la segunda década de este siglo, el llamado índice de LPG fue ascendiendo entre 2013 y 2019, desde menos de un 5% (de todos los accidentes) hasta cerca del 8% (7,75%). Una de las explicaciones que da la CCCC es que, a mayor nivel de las colles y dificultad de los castells que se ensayan y se llevan a plaza, más siniestros hay y potencialmente también más graves. Los datos confirman que las colles de 8, de 9 y de 10 son las que suman más accidentes y también un mayor % de potencialmente graves a lo largo de los años.
Pero en 2022 y 2023 la cifra de accidentes con lesiones potencialmente graves se disparó por encima de la tendencia de los últimos años, con un 19% de todos los siniestros el segundo año. Un nivel "totalmente aberrante e inaceptable" que según la CCCC hay que explicar bien. La asesora del Área Médica y Científica de la entidad lo atribuye en parte a "la progresión muy rápida" del retorno a la actividad post-pandemia "con muchos castells de 10 y gama extra". También argumenta que desde 2021 se trabaja con una "codificación diferente y mejor" de los datos que recopilan de las colles y esto "dificulta" la comparación con años anteriores.
"Si se confirmara que las LPG van en aumento, evidentemente se buscarán medidas como se ha hecho en todos los ámbitos de seguridad, pero de momento no tenemos confirmado que sea así", afirman desde la entidad, insistiendo en que están "trabajando y poniendo más esfuerzos" para que los datos con los que trabajan "sean cada vez más fiables". En este sentido, se recuerda que el índice de LPG se basa en diagnósticos iniciales, y que "en la inmensa mayoría de los casos no acaban siendo lesiones graves o, en todo caso, sin secuelas".
La caída en Sant Fèlix, un caso "excepcional"
El accidente de la aixecadora de la Colla Vella dels Xiquets de Valls durante la diada de Sant Fèlix, el fin de semana pasado, es el primero y el único de esta gravedad que se ha producido esta temporada, según consta en la Coordinadora, y tampoco se ha registrado por ahora ningún otro accidente con lesiones que puedan tener secuelas. "Que tengamos unos buenos datos de caídas este año es una noticia fantástica y esperamos que siga así", desea Simó.
Además, desde la entidad remarcan que casos como el de la semana pasada son "absolutamente excepcionales" ya que no tienen constancia de precedentes de esta gravedad en canalla desde el año 2006, cuando se implementó el uso obligatorio del casco.
Desde entonces, añade, no ha habido ninguna fractura de cráneo que requiriera intervención quirúrgica, y solo algunos traumatismos craneoencefálicos (como el de la castellera de Valls) de más o menos gravedad. No se tiene constancia tampoco de ningún menor con secuelas a largo plazo. "En todo caso, estamos analizando el caso porque si podemos hacer algo para que no vuelva a suceder, lo haremos", concluye.
La canalla sufre el 15% de los accidentes
A pesar de que los accidentes de la canalla tienen más impacto social y mediático, no son ni los más habituales ni los más graves en porcentaje. Según detallan los informes de siniestralidad de la entidad, el año 2023 solo 66 de los 414 siniestros registrados corresponden al pom de dalt (dosos, acotxadors y enxaneta), es decir, cerca de un 16%. La mayoría tuvieron como víctimas gente de la pinya (un 46,4% de los accidentes los sufrieron ellos), y un 27%, castellers del tronco.
En cuanto a lesiones potencialmente graves, sube un poco el porcentaje de las que afectan a la canalla (22%), pero siguen estando bastante por detrás de las que afectan a la pinya (38%) y aún del tronco (27%).