Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), el Hospital Universitario de Bellvitge, la Universidad de Barcelona y CIBERSAM han encontrado que el tamaño de dos regiones cerebrales podría predecir la eficacia de la terapia psicológica conductual en niños con trastorno obsesivocompulsivo (TOC). El trabajo se ha realizado a partir del análisis por resonancia magnética del cerebro de 168 niños y adolescentes procedentes de centros de todo el mundo. Este mostró que aquellos que presentaban dos regiones de la corteza prefrontal de mayor tamaño mostraban una reducción superior de los síntomas obsesivocompulsivos después de la intervención con terapia de la conducta.
Los resultados podrían significar que aquellos pacientes con más desarrollo de estas estructuras prefrontales, relacionadas con la respuesta a la ansiedad, podrían tener más capacidad para aprovechar las estrategias de regulación emocional proporcionadas por la terapia de conducta.
La identificación de estas estructuras puede suponer una gran mejora en el manejo clínico de los niños con TOC, según apunta el investigador principal en el IDIBELL y la Facultad de Psicología de la UB, el doctor Carles Soriano. Aunque la terapia conductual tiene una efectividad, aún se desconocen gran parte de los mecanismos de acción. Esto impide predecir qué pacientes se pueden beneficiar, lo que permitiría evitar costosos procesos de ensayo error y/o modificar los factores responsables del fracaso de la terapia.
En el mismo estudio se estudió una amplia muestra de adultos, pero no se observó correlación entre las estructuras cerebrales y la eficacia de la terapia.
El trastorno obsesivocompulsivo generalmente se manifiesta en la población infantil con ansiedad ante diferentes situaciones que se perciben como molestas o poco controlables, lo que resulta en la necesidad de, por ejemplo, organizar las cosas de una determinada manera, repetir palabras o conductas un número determinado de veces, o asegurarse repetidamente de que una acción, como la de cerrar la luz, se ha realizado con éxito. Estos síntomas interfieren en el desarrollo normal de las actividades familiares, sociales y académicas de estos niños y niñas, afectando significativamente el bienestar y el de la familia.
Estos casos se tratan con terapia cognitiva conductual, una forma de intervención psicológica basada en exponer al paciente, de manera controlada, a las situaciones que generan ansiedad y dejar que esta se acabe extinguiendo.
