El estreno de la nueva producción documental de Netflix titulada Angi: Crimen y mentira, que tenía que ver la luz este 1 de mayo, ha quedado suspendida por decisión judicial. El juzgado de primera instancia de Tarragona ha aceptado la petición de medidas cautelares presentada por María Ángeles Molina, conocida como Angie, la mujer condenada por el asesinato de Ana María Páez en el año 2008.
La plataforma ha confirmado que retira temporalmente tanto el lanzamiento de la miniserie como cualquier contenido promocional —incluyendo trailers y fichas— publicado previamente. Molina ha denunciado el uso no autorizado de imágenes personales previas al crimen, y sostiene que no autorizó su inclusión en la producción audiovisual, según ha informado El Periódico.
La docuserie, centrada en uno de los crímenes más intricados y comentados de los últimos tiempos, reconstruía la historia del llamado “crimen perfecto”: el caso en el que Angie, entonces compañera de trabajo y amiga de Ana Páez, planificó minuciosamente su asesinato para suplantar su identidad y cobrar seguros y créditos bancarios valorados en casi un millón de euros.
El episodio criminal tuvo lugar en un apartamento del barrio de Gràcia de Barcelona el 19 de febrero de 2008. La víctima fue encontrada asfixiada, y Angie intentó simular un crimen sexual utilizando pruebas manipuladas, como la presencia de semen de terceras personas, contratadas para llenar recipientes previamente. Todo formaba parte de un plan para desviar la atención policial y beneficiarse económicamente. Las pruebas forenses, no obstante, la acabaron delatando: desde una peluca con ADN hasta documentos falsificados y una botella de cloroformo encontrada en su domicilio.
Condenada inicialmente a 22 años de prisión, la pena fue reducida a 18 por el Tribunal Supremo al considerar que se trataba de un homicidio doloso y no un asesinato. Desde 2024, Angie disfrutaba de permisos penitenciarios tras obtener el segundo grado. Sin embargo, este mismo año ha sido nuevamente detenida, acusada de conspirar para cometer un segundo asesinato desde la prisión de Mas d’Enric, en Tarragona.
Los Mossos d’Esquadra interceptaron presuntamente un plan que Angie habría diseñado durante una de sus salidas del centro penitenciario, y según la investigación, habría intentado contactar con terceros para ejecutar este nuevo crimen. La justicia ha decretado el secreto de sumario sobre esta nueva causa.
Además, la figura de Angie ya había sido objeto de sospecha años antes del caso de Ana Páez, a raíz de la muerte misteriosa de su marido en Canarias en 1996. Aunque en ese momento se clasificó como un suicidio, posteriores investigaciones impulsadas por la familia del difunto y un criminólogo privado pusieron en duda aquella versión, encontrando vínculos entre Angie y la planificación previa a la muerte del hombre.
Con la suspensión de Angi: Crimen y mentira, Netflix se une a la larga lista de productoras y plataformas que se encuentran con trabas judiciales cuando abordan casos reales con implicados vivos que alegan vulneración de derechos de imagen. La polémica está servida, y la serie, de momento, queda cerrada en un cajón.