martes, 3 de diciembre de 2024
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Trágica muerte de una bailarina de 25 años mientras comía unas galletas

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Una bailarina de solo 25 años ha muerto tras sufrir una fuerte reacción alérgica para comerse unas galletas que no estaban bien etiquetadas. Órla Baxendale, nacida en Manchester, pero que vivía en Nueva York mientras intentaba cumplir sus sueños, murió sin que nadie de su entorno pudiera hacer nada para salvarla.

Los hechos sucedieron el pasado 11 de enero mientras la chica ensayaba en su estudio de danza. El Órla se comió unas galletas de la gama Vanilla Florentine que contenían restos de cacahuetes, un alimento al que era alérgica, y que no constaban en el etiquetado del producto.

Mientras ensayaba, la chica comenzó a sufrir los síntomas y acabó sufriendo un choque anafiláctico. Las personas que estaban en el estudio le administraron epinefrina, que es un producto que ayuda a contrarrestar los síntomas de la alergia en casos extremos, pero la reacción que tuvo era tan fuerte que el medicamento no logró revertir su estado y la chica acabó muriendo.

 

La importancia de etiquetar bien los productos

El caso ha conmocionado a la sociedad en Nueva York y ha vuelto a poner sobre la mesa la importancia del correcto etiquetado de todos los productos que consumimos, ya que en algunos casos, como el del Órla, un mal etiquetado puede acabar en tragedia.

La abogada de la familia, Marijo Adimey, ha explicado a los medios locales que las galletas no tenían especificado en su etiquetado que contenían —o podían contener— restos de cacahuetes, motivo por el que el Órla se las comió.

Adimey considera una negligencia grave la conducta del fabricante y de los vendedores del producto, y ha avanzado que la familia reclamará “justicia” también al supermercado que le vendió el producto al Órla.

La abogada explica que, precisamente, la joven era muy “cuidadosa” con los productos que compraba y que comprobaba “minuciosamente” los ingredientes de todos los productos antes de consumirlos, precisamente intentando evitar una situación como la que vivió y que la llevó a la muerte. Además, por si acaso, siempre llevaba encima un EpiPen —para poder administrarse epinefrina ella misma— y que lo sabía usar.

De momento, el supermercado ya ha retirado el producto de los stands de todos sus establecimientos y ha comunicado que lamentan profundamente los daños ocasionados. El fabricante, por el contrario, aún no se ha pronunciado.

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