Una investigación conjunta de la UAB y la UB ha detectado diferencias entre hombres y mujeres en los efectos del riesgo genético de la esquizofrenia. La investigación ha analizado la relación entre el riesgo genético de padecer esta enfermedad y los rasgos subclínicos leves que puede experimentar la población general, y determina que la manera en que el riesgo genético de padecer la enfermedad afecta a estos rasgos subclínicos es diferente según el sexo. La investigación ha sido publicada en ‘Progress in Neuro-Psychopharmacology & Biological Psychiatry’, y pone de manifiesto la importancia de considerar las diferencias de sexo en esta relación.
La investigación detalla que según la visión dimensional de los trastornos mentales, la psicosis se expresa en un continuo que va desde rasgos y experiencias subclínicas leves presentes en la población general hasta síntomas clínicos en pacientes diagnosticados de la enfermedad. Numerosos estudios han explorado el vínculo genético entre la esquizofrenia y sus expresiones subclínicas, pero los resultados han sido inconsistentes.
Un equipo de investigación colaborativo e interdisciplinario liderado por las doctoras Neus Vidal-Barrantes (UAB) y Araceli Rosa (UB), ambas investigadoras del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), ha abordado esta cuestión y ha analizado también el papel del sexo en esta relación entre genética y expresiones subclínicas de la esquizofrenia. Lo han hecho sobre una muestra de casi 1.200 estudiantes universitarios.
El estudio no encontró una asociación clara entre la carga genética relacionada con la esquizofrenia y los rasgos subclínicos, pero observó que en los hombres el riesgo genético de esquizofrenia se asocia específicamente con la dimensión positiva de la esquizotipia, que incluye. Esto incluye tener creencias extrañas y experiencias perceptivas inusuales, un patrón no detectado en las mujeres.
Los resultados destacan la necesidad de considerar las diferencias de sexo en futuros estudios genéticos y clínicos. Aunque no se encontró una evidencia concluyente de una fuerte base genética compartida entre la esquizofrenia y sus fenotipos subclínicos, este estudio abre nuevas preguntas y direcciones para investigar cómo las variantes genéticas y los factores ambientales interactúan de manera diferenciada según el sexo.
El trabajo amplía la comprensión sobre el continuo de la psicosis y pone de relieve la importancia de abordar el impacto del sexo en la investigación genética.