Un proyecto europeo liderado por el Clínic-IDIBAPS ha demostrado que la terapia con anticuerpos anti-PD-1 es segura en niños y adolescentes con melanoma. Además, concluye que, aunque es efectiva para pacientes que previamente se les ha extirpado el tumor, no lo es tanto en los casos más avanzados en los que ya hay metástasis en otros órganos.
El melanoma es una enfermedad muy poco frecuente entre la población infantil y adolescente, con 1,5 casos por cada millón. Esta baja incidencia ha hecho que no haya estudios concretos para esta población y que la gestión de los pacientes pediátricos se haga extrapolando los protocolos para los adultos. Ahora, el proyecto europeo Melcaya, liderado por el Clínic-IDIBAPS, ha realizado el primer estudio centrado en este colectivo.
El estudio ha seguido la evolución de 99 pacientes pediátricoscon melanoma procedentes de 15 centros internacionales. En primer lugar, los resultados obtenidos muestran que el tratamiento con anti-PD-1 es tan seguro en adultos como en niños, incluso en menores de 12 años.
Adicionalmente, la investigación demuestra que más del 80% de los niños y adolescentes a los que se les extirpó el tumor antes de iniciar el tratamiento con anticuerpos anti-PD-1 acaban superando la enfermedad. Estas son cifras similares a las que se dan entre los adultos.
Los resultados muestran también que en pacientes con la enfermedad avanzada, con metástasis en otros puntos del organismo, sólo el 25% responden al tratamiento. Además, la supervivencia al cabo de tres años es del 34%, muy por debajo que en los adultos.
La jefa del servicio de Dermatología y del grupo ‘Melanoma: imagen, genética e inmunología’ del IDIBAPS y coordinadora del proyecto Melcaya, Susana Puig, apunta que esto demuestra que hay una necesidad no cubierta de encontrar nuevos tratamientos para niños y adolescentes con melanoma metastásico.