El Zoo de Barcelona ha perdido a una de sus integrantes más estimadas, la elefanta africana Yoyo. Aunque se desconoce la fecha exacta de nacimiento, se calcula que tenía más de 54 años, superando con creces la esperanza de vida de esta especie bajo cuidado humano, que se sitúa en 39 años. Era la elefanta africana más longeva del mundo, según los registros existentes.
El estado de salud de La Yoyo había empeorado en las últimas semanas precisamente por problemas vinculados a su avanzada edad. Esta situación ha ido evolucionando hacia un estado cada vez más delicado que no se ha podido revertir, a pesar de los esfuerzos y la atención dispensada por el equipo de veterinaria y los cuidadores y cuidadoras del Zoo de Barcelona.
Ahora, el equipo técnico del Zoo, junto con personal del Servicio de Diagnóstico de Patología Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona aplicará el protocolo previsto para casos como este y compartirá toda la información con el programa de conservación de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), del que el Zoo de Barcelona forma parte.
El Zoo de Barcelona también está ofreciendo una atención especial a la Susi y la Bully, las otras dos elefantes que convivían con la Yoyo. Juntas habían formado un grupo cohesionado de elefantes y su convivencia era muy buena.
La primera teniente de alcaldía y presidenta de BSM, Laia Bonet, lamenta el fallecimiento de la Yoyo y destaca “el papel del Zoo de Barcelona como referente internacional en el cuidado y el bienestar de elefantes de edad avanzada, así como su labor en la conservación de esta especie tan amenazada. La Yoyo ha recibido, en todo momento, la máxima atención por parte del personal del Zoo, procurándole las atenciones necesarias con el fin de mejorar su bienestar”.
El director del Zoo de Barcelona, Antoni Alarcon, afirma que “la familia del Zoo de Barcelona y todo el equipo de profesionales la recordaremos siempre como una elefanta entrañable, con su carácter propio, pero a la vez cuidadora y referente para sus compañeras, la Susi y la Bully. Siempre ha sido muy estimada por los visitantes y por todos nosotros”.
El papel del Zoo de Barcelona como refugio de animales decomisados
La Yoyo formaba parte del conjunto de animales que el Zoo de Barcelona tiene en acogida fruto de una intervención por parte de la administración. Una tarea que el Zoo lleva a cabo, desde hace más de tres décadas, de la mano del Ministerio de Transición Ecológica, como centro adherido a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
La pericia del personal del Zoo y la adhesión a CITES hace que sea una instalación idónea para acoger animales decomisados por las administraciones, sean por comercio ilegal o cualquier otra causa sobrevenida, como fue el caso de la Yoyo.
En concreto, la elefanta llegó al Zoo en el año 2009, a raíz de la intervención de la Generalitat en el antiguo RioLeón Safari. Y antes había estado en un circo que le dejó lesiones físicas y psíquicas que requirieron mucha dedicación y cuidados especializados por parte del personal del Zoo. Con los años, estas lesiones fueron mejorando y la actitud de la elefanta, también.
Actualmente, la Yoyo convivía con dos elefantes más, también de edad avanzada, la Susi y la Bully, que llegaron al Zoo en circunstancias similares. Las tres formaban un grupo inseparable de elefantes. El equipo del Zoo les ayudó reforzando los comportamientos sociales y esperando el momento adecuado para agruparlas.
El espacio Sabana-Sahel, el refugio de las elefantes en el Zoo de Barcelona
En el año 2013, el Zoo de Barcelona trasladó las elefantes al nuevo espacio que reproduce la sabana del Sahel. Este espacio se diseñó siguiendo los criterios que favorecen el bienestar de los animales. El espacio Sabana-Sahel cuenta, por ejemplo, con unos comedones situados a ocho metros de altura que permiten a las elefantes hacer el ejercicio de búsqueda de alimento que harían en la naturaleza. Asimismo, el espacio está equipado con sustratos naturales, un barro, ramas e instalaciones de cobijo climatizadas, con luz natural y de acceso libre.