El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha convertido este miércoles la inmigración en el eje de su discurso a unas jornadas del Partido Popular Europeo (PPE) en Cascáis, Portugal, a las que han asistido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del PPE, Manfred Weber, y el de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa. Feijóo ha pedido “ayuda europea para controlar la inmigración”, porque –a su entender- el gobierno español “llega tarde” a esta cuestión y ha generado con sus políticas un “efecto llamada” que ha llevado a una situación “límite”.
Feijóo ha acusado implícitamente a Sánchez de aprovecharse de la “retroalimentación” que –a su entender- tienen “la extrema derecha y la extrema izquierda”, pensando que le genera una “ventaja”, pero le ha advertido con este ejercicio “causa un gran daño al futuro de su país”, y en consecuencia “al futuro de las instituciones europeas”.
Por contra, ha presentado al PP como un partido “moderado” que se define “por los mismos valores que la Unión” Europea, y ha advertido de que su formación debe desplegar una “ambición renovada” en varios aspectos y también en el “pacto migratorio”.
En este sentido, ha pedido “la ayuda europea para controlar la inmigración”. “Estoy preocupado por el aumento de inmigrantes irregulares en mi país en los últimos años, y especialmente en los últimos tiempos”, ha dicho.
Según Feijóo, “el gobierno español llega muy tarde a esta cuestión”, y el Estado es “el segundo país de la Unión Europea con el mayor número de inmigrantes de fuera de la Unión Europea, y el propio gobierno reconoció que la inmigración ilegal creció en un 82% en 2023”.
“La situación de los menores no acompañados solo es la punta del iceberg de un debate que el gobierno de España lleva aplazando hace meses”, ha dicho, y el ejecutivo de Sánchez ha adoptado medidas “en dirección contraria a otros países que han tenido resultados exitosos”.
Según Feijóo, estas políticas del gobierno español respecto a la inmigración “pueden derivar y deriva en un efecto llamada para este verano” del que él ha “alertado”.
“Europa no puede ser ajena a eso”, ha dicho, “porque las fronteras españolas son también las fronteras europeas”, y por tanto hay que abordar la inmigración “como un problema común” y “coordinarnos” para “dar una respuesta compartida”.
En este sentido, ha recordado que Europa no puede dejar la respuesta a la inmigración irregular solo en manos de los estados que son puerta de entrada, como España, Italia o Grecia, sino que debe actuar siguiendo los principios de “solidaridad y reparto equitativo de la responsabilidad entre los estados miembros”.
También ha defendido los acuerdos en origen. “Tenemos que ser conscientes de que el problema migratorio no cesará si no somos capaces de frenar los flujos, y eso solo se puede hacer con acuerdos mutuamente beneficiosos con los países en tránsito y en origen”.