La catedral de Notre-Dame de París ha reabierto sus puertas tras el grave incendio del 15 de abril de 2019. Tras cinco años de reconstrucción, el templo ha acogido este sábado una ceremonia con 1.500 invitados y una cuarentena de jefes de estado y de gobierno de todo el mundo, incluyendo a Donald Trump y Volodímir Zelenski.
El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, ha felicitado a quienes la han reconstruido por haber conseguido “lo imposible”. “Podríamos no haber vuelto a escuchar sus campanas”, ha admitido, tras expresar la “gratitud de la nación francesa”.
El acto ha estado marcado por la situación meteorológica, que ha obligado a celebrar toda la ceremonia en el interior del templo, aunque se esperaba que el presidente Emmanuel Macron interviniera desde fuera. También se ha desplegado un fuerte dispositivo de seguridad, similar al de los Juegos Olímpicos, con más de 6.000 agentes en el centro de París.
Una vez han llegado todas las autoridades e invitados, a las 19.10 horas, han vuelto a sonar las campanas de Notre-Dame. El arzobispo de París, Laurent Ulrich, ha sido el encargado de reinaugurar la catedral, golpeando tres veces con el cetro las puertas del templo. Los 1.500 invitados han ovacionado largamente una representación de los bomberos y de las personas que han participado de la reconstrucción. Acto seguido, ha tenido lugar el discurso del presidente de la República y se ha leído un mensaje enviado por el papa Francisco, antes de celebrar una primera misa.
Macron ha arrancado su parlamento expresando la “gratitud de la nación francesa” a todos los que han “salvado, ayudado y reconstruido” la catedral de Notre-Dame. “Sí, esta noche las campanas suenan de nuevo. Podríamos no haber vuelto a escucharlas nunca”, ha asegurado. Ha agradecido especialmente la “bravura” de los bomberos que la “salvaron” y a los “más de 2.000 hombres y mujeres” que en cinco años han participado de la reconstrucción.
El papa Francisco, que no ha asistido a la ceremonia, ha hecho llegar un mensaje, que ha sido leído por un representante. El pontífice también ha tenido un agradecimiento especial por los bomberos y otros trabajadores “que han salvado del naufragio un monumento histórico”. Y se ha felicitado por la reapertura de puertas: “Notre-Dame vuelta a ser visitada y admirada por una mucheja de gente de todas las provenencias, religiones y culturas”.
Una vez celebrada la ceremonia institucional, Notre-Dame acogerá este domingo la primera misa con fieles que se habían inscrito previamente. Está previsto que la semana que viene vuelva a abrir sus puertas al público general.