El Gobierno debe hacer “autocrítica” por el hecho de que el proyecto de Grifols no haya cuajado, ya que quizás deberían haber sido “más valientes” y haber “puesto más el cuerno y tirar millas”, pero los grupos que se opuso al proyecto “sin conocimiento de causa” también deben hacer este ejercicio.
Así lo cree el jefe de Gobierno, Xavier Espot, que ha destacado que hay que tener en cuenta que el “ruido mediático” que ha habido en torno a este proyecto ha sido también uno de los factores que han hecho que finalmente no haya salido adelante.
Y ha señalado directamente a los culpables: Enric Dolsa, Carine Montaner y Andorra Endavant y los “socios circunstanciales” de Dolsa, es decir, el PS.
El jefe de Gobierno se ha mostrado, por tanto, especialmente crítico con los movimientos que ha habido en contra del proyecto y ha lamentado que todo este “ruido” ha “desagradado mucho a la compañía de que lo que quiere es sobre todo silencio” y que no “se utilice” su proyecto en “el debate político” y ha subrayado que el hecho de que esto no haya sido así ha tenido un “peso muy significativo” en el que el proyecto no haya sido así. prosperado, más allá también de las dificultades “económicas, financieras y de cambios y relevos” que ha sufrido la empresa en estos últimos tiempos.
En este sentido, Espot ha lamentado que si el ejecutivo no hubiera tenido en cuenta toda esta presión y hubiera ‘tirado por el derecho’ seguramente el proyecto habría estado en un “punto de adelanto que hubiera hecho que difícilmente hubiera tirado atrás”, pero también ha manifestado que si hubiera hecho eso habría sido acusado de no escuchar lo suficiente a la ciudadanía.
El jefe de Gobierno también ha querido salir al paso de las críticas de secretismo que ha habido en torno a las negociaciones y de que haga un año que el proyecto se quisiera salvar y ha defendido que “reconducir la situación precisaba discreción” y ha negado que detrás haya habido ningún “interés espurio o político” sino la voluntad de “trabajar desde la discreción para que fuera realidad”.
El jefe del ejecutivo ha lamentado que un proyecto “bien trabado” como éste no haya finalmente fructificado “no genera una credibilidad excesiva de la plaza andorrana” y ha remarcado que otros proyectos que podían llegar “bajo la estela” de Grifols, como el de la Fundación Josep Carreras, sea más “difícil que hace una semana” que prosperen, aunque ha manifestado que “no bajan los brazos” para que puedan cuajar.
Aún más, ha reivindicado también los “esfuerzos” que ha hecho el ejecutivo todos estos años para que el proyecto de Grifols llegara a buen puerto.
“Nos hemos dado en cuerpo y alma al proyecto”.
Y ha apelado a hacer una “reflexión profunda y aprender de los errores” porque si se quiere ser “un país creíble” y apostar por la diversificación hay que aprender de lo que ha pasado con Grifols.
Y no ha querido obviar que entretanto en Andorra se debatía el proyecto en Barcelona ha prosperado uno “muy similar” sin que alrededor haya habido ninguna crítica y eso que se sitúa en pleno centro de la ciudad.