El Comú d’Escaldes-Engordany continúa apostando por revitalizar la zona histórica de la parroquia. Con este objetivo, la corporación ha adquirido por un valor total de 1,15 millones de euros una borda en la avenida Copríncipe de Gaulle y la borda del Molino del Sumana -también conocido como Poader- con el terreno adyacente, situado al otro lado del río donde se ubica el proyecto Caldes. Ambas propiedades se han comprado en Casa Molines y en total suman más de 2.300 metros cuadrados. La compra forma parte “de nuestra filosofía de ampliar el patrimonio comunal” y de “mantener el bienestar en nuestro país, luchando contra la presión de la especulación y la burbuja constructiva que hará que si nos despistamos solo haya cemento en todas partes”, ha explicado la cónsul mayor, Rosa Gili.
En referencia a la propiedad de la avenida Copríncipe de Gaulle número 4, ésta comprende una superficie de 184 metros cuadrados en los que se encuentra la borda, que consta de una planta baja y una subterránea, y que en total tiene 258 metros cuadrados. La corporación está estudiando qué uso darle, pero la voluntad es ubicar equipamientos comunales o servicios para la ciudadanía. En el caso de la parcela del Molino del Sumana, consta de una superficie aproximada de 2.200 metros cuadrados, en los que se encuentra la construcción del antiguo Molino ahora convertido en vivienda (unos 185 metros cuadrados), las escaleras que dan paso al paseo del río y el prado adyacente.
Si bien es cierto que una parte del prado está considerado zona de riesgo por la caída de roces, el cónsul menor, Quim Dolsa, ha recordado que la voluntad es “adquirir el máximo de zonas no urbanizadas para tener un jardín, un pulmón verde, y que la gente viva mejor, sin que todo sean edificios”. En este sentido, ha recordado que hay una parte del terreno en el que no hay peligro y que, en la otra, se pueden hacer igualmente actuaciones de interés para los visitantes sin que se tenga que acceder o simplemente dejar respirar la zona. También ha recordado que detrás de la parcela que ahora se compra habrá un mirador en un terreno también adquirido por el Común el mandato anterior, lo que permitirá tener una zona verde y agradable para la ciudadanía y los visitantes. En la misma línea, la cónsul mayor ha apuntado que “la buena capacidad financiera del Común nos permite comprar y hacer política de largo plazo, que no siempre se hace, para dejar propiedades a las generaciones futuras y poner freno a la especulación creciente y desenfrenada”. “Es el pequeño granito de arena que podemos hacer”, ha afirmado.
Con estas adquisiciones patrimoniales, la corporación sigue con la estrategia de tener patrimonio y de invertir en la zona histórica de Escaldes-Engordany para devolverle el dinamismo y la vitalidad y para conseguir que sea una zona agradable, “un destino cultural y un lugar de interés histórico”, en palabras de Rosa Gili. En esta línea ha apuntado que “estamos plantando todas las semillas para hacer un mapa de visita muy interesante y que se conozca cómo se vivía antes en Escaldes-Engordany”. También ha recordado que esta nueva inversión forma parte de un proyecto global que incluye el nuevo aparcamiento de la plaza de la Iglesia, que tendrá un centenar de plazas soterradas y de un espacio público encima, y de la transformación del último tramo de la avenida Carlemany en zona exclusiva peatonal, una acción que también invitará tanto a la población como a los visitantes a subir hasta la parte alta de la parroquia. También la plaza Santa Anna ha ganado espacio con la reubicación de la oficina de turismo y, además, el Espai Caldes, reabierto justo ayer, ya está en funcionamiento con el mismo objetivo de volver a hacer brillar la zona histórica de Escaldes-Engordany.