El Ayuntamiento de Reus dispone de 3.000 botes de mermelada de naranja amarga procedente de los 1.000 kg de naranjas aprovechables de los 174 naranjos plantados en las calles de Reus para fines sociales e institucionales. Es la primeva vez que el Ayuntamiento aprovecha de esta manera la fruta de la jardinería púltiple. blica. La transformación en mermelada se ha hecho a través de la empresa de inserción laboral “es im-perfect” y los botes se han puesto a disposición de las personas usuarias de la Despensa Social del Centro Social El Roser y también se darán como detalle institucional del Ayuntamiento.
Se trata de una iniciativa transversal entre el Área de Servicios a las Personas y Derechos Sociales y la Concejalía de Vía Pública, coordinado por la Fundación Espigoladors a través de la comunidad “Urban(eat)a”, que identifica y aprovecha los frutos del arbolado urbano para valorar estos productos comestibles existentes en los municipios de una forma inclusiva y sostenible.
Durante el mes de marzo, las Brigadas Municipales estuvieron cosechando las naranjas de los naranjos de diferentes barrios de la ciudad con dos objetivos: por un lado, reducir el impacto sobre la limpieza de la ciudad que causan los frutos cuando caen al suelo y son pisados por peatones y vehículos y, por otro lado, entregarlas al Centro Social El Rosario para su aprovechamiento alimentario.
En el marco de esta iniciativa, para concienciar a la ciudadanía sobre el desperdicio alimentario, está previsto que la Fundación Espigoladors organice este año, en uno de los centros cívicos de la ciudad, un taller, gratuito y abierto a todo el mundo, de elaboración artesanal de mermelada. Para poder asistir será necesario hacer inscripción previa.
Además, ya se está trabajando para que, en un futuro, también se puedan cosechar y aprovechar las aceitunas de los olivos de la ciudad, para convertirlas en aceite que se utilizará en el comedor social, y las algarrobas.
“Urban(eat)a”
Los municipios de Cataluña disponen de árboles productores de frutos, flores u otras partes comestibles. Ahora bien, no han sido plantados con esta finalidad principal sino con otros usos meramente decorativos, para el abastecimiento de sombra a la ciudadanía, y en el mejor de los casos, como refugios para la captación de dióxido de carbono y la fauna para hacer las ciudades más amigables.
Desde la Fundación Espigoladors se quiere sacar provecho a estos frutos que, de otra manera, acabarían convirtiéndose en residuos. Por ello, se propone una gestión alternativa para prevenir el desperdicio alimentario que se produce en las calles de los municipios.
Por un lado, el aprovechamiento de estos frutos se convierte en una posible solución a otras problemáticas asociadas como la suciedad que estos mismos frutos pueden suponer en la vía pública. Por otro lado, permite hacer llegar a la ciudadanía los alimentos del arbolado público a través de nuevos productos alimenticios que impulsan nuevos nichos para una economía social y solidaria.
Las opciones son muchas: de las frutas como las naranjas amargas o los limones se puede hacer mermelada, de las aceitunas se puede hacer aceite de oliva virgen extra, etc.
En definitiva, la comunidad “Urban(eat)a” es una iniciativa global que identifica y aprovecha los frutos del arbolado urbano de una forma inclusiva y sostenible y promueve la participación activa del vecindario y las entidades locales.