Después de tres reuniones abiertas a la ciudadanía interesada en recuperar el Cine París de Solsona, cerrado desde la pandemia, se ha tomado la decisión de constituir una asociación para gestionar el equipamiento. El horizonte con el que se trabaja ahora es poder levantar la persiana durante el primer trimestre del año, en una primera fase con voluntariado.
Así lo han explicado el concejal de Cultura, Albert Colell, y el promotor de la nueva entidad que canalizará el movimiento ciudadano que dará forma al proyecto, Martí Abella. El estudio de costes realizado por el Ayuntamiento lleva a confiar en la rentabilidad de la nueva etapa de la única sala de cine de la ciudad.
El consistorio se hará cargo de la mitad del alquiler de las instalaciones, 15.000 euros, mientras que la otra mitad lo asumirá la asociación. Con 9.000 espectadores anuales, la entidad podría pagar su parte del alquiler y todos los gastos de funcionamiento. Si se llega a 13.500 personas, que son el 75 % del volumen previo a la pandemia —18.000 en todo 2019—, “el cine no solo será viable, sino que podrá llegar a contratar personal”, afirma Colell.
La oferta de cine comercial será la que aportará el grueso principal de ingresos y que “permitirá hacer otras cosas, como cinefórums y ciclos de cine alternativo, así como otras actividades culturales“.
Aunque en una primera reunión, la semana pasada, se sopesó la posibilidad de crear una cooperativa, se concluyó, en encuentros posteriores, que la fórmula más indicada para empezar a dar forma al ente de gestión es la legalización de una asociación, tal y como explica Martí Abella, y dejar para más adelante esta posibilidad.
También se empezaron a repartir funciones para el núcleo de la asociación y se formaron comisiones de trabajo para la organización del voluntariado. El concejal de Cultura recuerda que la puerta continúa abierta para quien quiera añadirse al proyecto y, hasta que no exista la asociación constituida, anima a la ciudadanía a contactar con él por correo electrónico a [email protected].
Las instalaciones del Cine París, abiertas en 1964 en la carretera de Torà por la misma familia que sigue siendo propietaria, tienen 489 localidades en platea y 270 en el gallinero y están equipadas con una tecnología de sonido e imagen de última generación en perfectas condiciones para volver a funcionar —hace diez años se digitalizó con una mejora sustancial en la calidad de la oferta cinematográfica que ello supuso.
“A punto para poner en marcha”
Su propietario, Josep Codina, asegura que desde que la actividad en la sala se detuvo en 2020 debido a las restricciones por la Covid, semanalmente se ha realizado el mantenimiento del equipamiento proyector para evitar que se estropee. “Cada semana se ponen en marcha las máquinas al menos durante dos horas, como si se abriera el cine, aunque sea con la lámpara apagada”, asegura. “La sala mantiene la última tecnología preparada para poner en marcha mañana mismo”.
Después de haber acercado posiciones con el Ayuntamiento en las negociaciones para llegar a un acuerdo, Codina se muestra satisfecho de que el cine pueda iniciar una nueva etapa de actividad. “Sobre todo por el buen estado del equipamiento y sus características tecnológicas”. “No hay día que la gente no me pregunte cuándo volveremos a tener cine”.
La propiedad, el movimiento ciudadano que se articulará a través de la nueva asociación y la concejalía de Cultura coinciden en la importancia de la reapertura de un equipamiento cultural de primer orden para la capital de El Solsonès.
“El público que actualmente tiene que desplazarse a Manresa para ir al cine tiene que invertir el coste extra del desplazamiento y tiempo, con la peligrosidad que representa la carretera”, afirma el regidor. Por lo tanto, “es una apuesta cultural relevante”. También por el formato de consumo cultural: “queremos recuperar el consumo colectivo de cine”, añade Albert Colell, que pone de relieve también las otras posibilidades culturales que tiene el equipamiento y que permitirán descongestionar el teatro comarcal.
Una cartelera de estrenos
Un aspecto clave en el funcionamiento será la reincorporación de la sala a la red de distribución de Circuit Urgellenc, con la que se podrá ofrecer una cartelera de estrenos. “Todo nos hace pensar que el Cine París puede funcionar con una apertura de larga duración, y no ser una llamarada de poco tiempo”, asegura Martí Abella. “La idea es que recupere la fuerza que permitió mantenerlo abierto durante 56 años y que retome esta dinámica histórica”, añade.
El sevillano Fidel Codina i Tristany, padre del actual titular, impulsó la creación del cine con un diseño inspirado en el ya desaparecido cine Urgell de Barcelona. La tipografía del histórico letrero era del artista y escultor Manel Casserras i Boix, al igual que los icónicos relieves esculpidos en yeso de temática clásica que visten las paredes laterales de la sala.
La española Melodías de hoy, el western norteamericano Tres sargentos y el noticiario franquista No-Do sobre las fiestas del Corpus solo fueron las primeras cintas que se proyectaron. Ahora ya se empieza a pensar cuál será el filme de la nueva etapa del Cine París y que escribirá una página más de la historia de este equipamiento de ciudad.