La Canonja despide el año con el regreso histórico del pesebre viviente después de 50 años sin celebrar este acto. El consistorio canónigo decidió recuperar esta tradición este 2024 y por ello optaron por la misma localización donde se celebraba, la plaza de la O y los alrededores de la Iglesia de San Sebastián.
El retorno del pesebre viviente de La Canonja provocó que centenares de vecinos de varios municipios de la zona se acercaran para visitarlo después de 50 años. Más de una veintena de personas participaron en la organización y fue todo un éxito de afluencia durante el pasado viernes y sábado, lo que demostró que la población enardecía estas tradiciones.
La iniciativa surgió gracias al Centro de Estudios Canongins y el Ayuntamiento dio luz verde a la iniciativa como uno de los platos fuertes de la programación navideña. Además, para conseguir una recreación lo más fiel posible, uno de los miembros de la asociación, Pep Torrents, aseguró a Tac12 que “vamos a diseñar el pesebre de este 2024 gracias a las fotografías del año 1974”.
El recorrido contaba con una escenografía única con personajes religiosos y oficios de artesanos
Los centenares de visitantes que visitaron el pesebre viviente de La Canonja este fin de semana se encontraron con una escenografía única. El recorrido permitía atravesar varios espacios donde se podían ver personajes religiosos y oficios de artesanos, además de decenas de figurantes que daban vida a la veintena de escenas que representaban.
La entrada tenía un coste de dos euros y tras una larga cola que se extendía por la calle de San Sebastián, los visitantes accedían por una de las puertas traseras de la Iglesia. En primer lugar, observaban a los personajes realizando diferentes oficios artesanos como el de ferretero y el tradicional caganer. Ya en la plaza de la Iglesia estaban situados los tres Reyes Magos de Oriente y una recreación de un mercado con tiendas de alimentos, especias y tejidos.
Por otro lugar, bajo el pórtico de la calle Bisbe Borràs se encontraba la escena del nacimiento del niño Jesús, acompañado de la Virgen María y José. Además, como colofón final, estaba la reproducción de un comedor que daba paso a la cata de caldo, acompañado de una rebanada con salchichón y vino.
Todos los visitantes salieron encantados del regreso del pesebre viviente 50 años después
El proyecto dio sus primeras huellas meses antes de las fechas navideñas. Desde el primer momento, el pueblo de La Canonja dio luz verde a esta iniciativa y los organizadores han destacado el buen recibimiento del pesebre viviente. Por ello, muchos vecinos del municipio aceptaron formar parte de la organización y la escenografía desde un inicio.
La magnitud del evento ha sido tan grande que desde el Centro de Estudios Canongins han asegurado que trabajarán para que este retorno no sea un hecho aislado. De esta forma, la tradición del pesebre viviente de La Canonja, que se perdió en 1975, podría consolidarse 50 años después como uno de los actos principales de la Navidad gracias a la buena acogida que ha tenido entre los visitantes.