Desde hace más de un mes, varias farmacias de la ciudad zaragozana han sido objeto de robos con violencia e intimidación. El pasado 12 de enero, una farmacia ubicada en el barrio de Torre-Sana vivió uno de estos episodios cuando el establecimiento estaba a punto de cerrar. Un hombre encapuchado con pasamontañas entró en la farmacia armado con una pistola, en un momento que no había ningún cliente y tan solo quedaba una empleada. El delincuente obligó a la empleada a entregarle el dinero de la caja registradora y logró escapar.
Episodios similares al mismo se han ido produciendo a lo largo de estas últimas semanas en diferentes farmacias de Terrassa, y el modus operandi del asaltante ha sido muy similar en todos los casos. Por este motivo, actualmente hay un total de 4 farmacias que han tenido que bajar sus persianas y atender a los clientes a través de la ventana de guardia.
Uno de los establecimientos que se encuentra en esta situación es la farmacia Núria Pau, que según aseguran sus empleadas “hace un par de semanas tuvieron un susto”. Sin embargo, esta farmacia trabaja con robot y no guardan dinero en efectivo en las cajas registradoras, por lo que el delincuente que entró a punta de pistola tuvo que huir del local con las manos vacías. Desde ese día, la farmacia Núria Pau se ha sumado al resto de farmacias de Terrassa que por precaución y evitar más robos con intimidación, se limitan a atender a la clientela a través de la ventana de guardia.
El dispositivo de seguridad y el patrullaje de policía se ha visto aumentado durante estos días, sobre todo cuando se hace oscuro. Algunas de las investigaciones de los atracos producidos continúan abiertas y, según aseguran las empleadas de la farmacia Núria Pau “aunque la situación actual es de incertidumbre. esperan que se resuelva próximamente“. En este sentido, reconocen que “como trabajadoras no se sienten muy seguras, sobre todo depende de la hora del día”.