Dos incendios en cuatro años desencadenan el malestar en el barrio de La Guingueta

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El barrio de La Guingueta, en Barcelona, vive con una creciente preocupación por el asentamiento irregular de personas sin hogar en el antiguo campo de fútbol de la Magòria. Tras el incendio que devastó parte de las barracas este octubre, el vecindario denuncia un aumento de la presencia de personas que ocupan espacios públicos de los alrededores, incrementando tensiones y preocupaciones en la comunidad.

Una problemática de larga duración: dos incendios en cuatro años

Este asentamiento no es un fenómeno nuevo. En el otoño de 2021, un incendio provocado por la explosión de una bombona de butano ya había puesto en alerta a los vecinos. El fuego del pasado 10 de octubre, según los Mossos d’Esquadra, también fue accidental, aunque el origen exacto no está determinado. Estos episodios han consolidado el temor de un nuevo incidente similar, especialmente porque, según testimonios vecinales, las personas que habitan el espacio continúan cocinando con bombonas de gas y encendiendo hogueras.

De las barracas a la calle

El incendio de este año no sólo afectó a las barracas, sino que empujó a muchas de las personas que vivían a ocupar espacios públicos cercanos. Según el vecindario, estas personas utilizan fuentes municipales para lavar ropa, zonas ajardinadas para hacer sus necesidades y cocinan con métodos improvisados que dejan suciedad. Estas actividades han generado malestar, alimentando la percepción de degradación del entorno.

Respuesta institucional y dificultades legales

El Ayuntamiento de Barcelona asegura haber activado todos los recursos disponibles para abordar esta situación. La concejala de Sants-Montjuïc, Raquel Gil, ha informado de que Servicios Sociales y la Guardia Urbana han intensificado su presencia en el barrio para ofrecer apoyo a las personas afectadas. Sin embargo, reconoce que el problema es complejo debido a la diversidad de los colectivos que viven en las barracas, entre los que hay familias, personas con adicciones o enfermedades, e individuos que se dedican a la recogida de chatarra.

El malestar del vecindario, en aumento

Mientras tanto, los vecinos continúan expresando inquietud por la inseguridad y la insalubridad que atribuyen al asentamiento. Además de los temores por nuevos incendios, también apuntan que la situación ha agravado la degradación de los espacios públicos, un hecho que perciben como un obstáculo para la convivencia y la calidad de vida en el barrio.

La situación en el asentamiento de la Magoria pone de manifiesto la complejidad de las problemáticas sociales urbanas, que combinan factores de exclusión social, cuestiones legales y malestar vecinal. Para el barrio de La Guingueta, la solución parece lejana, y las tensiones continúan a la espera de una intervención más decidida por parte de las administraciones implicadas.

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