Esta tarde, miles de personas han llenado las calles de Barcelona en una manifestación masiva convocada por la Asamblea 8M. Mujeres, familias, jóvenes, niños, personas mayores y personas trans se han unido para reivindicar derechos e igualdad en un acto marcado por la fuerza colectiva y la determinación. Pese a la amenaza de lluvia, la marcha ha arrancado en la Plaza Universidad a las 18:00 bajo el lema “¡Los cuidados sostienen la vida! ¡Exigimos derechos y corresponsabilidad para vivir con justicia y libertad!”.
Un clamor por la igualdad y los derechos sociales
“Trabajo cuidando gente mayor, pero nuestros derechos no importan. ¡Exigimos condiciones dignas!”, denuncia Marta López, cuidadora de 45 años. Entre las demandas principales, se reclaman medidas contra la brecha salarial, acciones efectivas para combatir la violencia machista y políticas que promuevan la corresponsabilidad en las tareas domésticas y de cuidado. “Todavía hoy, muchas mujeres cargamos con una doble jornada: trabajo remunerado y tareas domésticas sin reconocimiento. Es hora de que se tomen medidas realmente eficaces”, añade Laia Ribera, administrativa de 34 años.
Durante la manifestación, se hacen sentir proclamas en contra de la discriminación laboral y la feminización de la pobreza. Los mensajes en las pancartas son claros: “Si las mujeres parecemos, el mundo se detiene” y “Nuestros derechos no son negociables”. También se reivindica la necesidad de políticas que garanticen una igualdad real en todos los ámbitos. “Estamos aquí porque todavía tenemos que luchar por cosas básicas como un sueldo justo y un reparto equitativo de las tareas del hogar”, explica el Alba Puig, estudiante de 22 años.
Solidaridad internacional y resistencia
Uno de los momentos más impactantes ha sido una performance en apoyo a las mujeres afganas. Antes de comenzar la marcha, las participantes han leído un manifiesto y han guardado un minuto de silencio con mascarillas negras en señal de protesta y resistencia. “No podemos mirar hacia otro lado mientras en otras partes del mundo las mujeres pierden todos sus derechos”, expresa Clara Martínez, activista de 30 años.
Las consignas también han denunciado la situación de las mujeres en zonas de conflicto como Gaza y el Líbano, con lemas como “No es una guerra, es un genocidio”. La solidaridad con mujeres de todo el mundo ha sido una constante a lo largo de la protesta. “Somos feministas, somos pacifistas, pero también somos combativas cuando se trata de defender la vida y la dignidad de las mujeres en todas partes”, declara Oliveras Torras, madre de 3 niñas y quien señala que siempre será feminista.
Un movimiento que no se detiene
La manifestación ha avanzado con fuerza por las calles de Barcelona, acompañada de batucadas y cánticos. “Esta lucha no se acaba aquí, tenemos que seguir presionando cada día del año”, afirma Montse Ferrer, maestra de 39 años. La marcha ha culminado en el Arco de Triunfo con la lectura de un manifiesto que ha resumido las demandas del movimiento feminista en esta jornada histórica.
En el escenario final, varias activistas han tomado la palabra para recordar que la lucha feminista no sólo se vive en las calles el 8 de marzo, sino que es una batalla diaria para cambiar estructuras profundamente arraigadas. “Nos quieren calladas, pero aquí estamos, llamando más fuerte que nunca”, ha exclamado Irene Sánchez, miembro de un colectivo feminista.
Debate y división dentro del feminismo
Este año, Barcelona ha vivido dos manifestaciones simultáneas debido a las tensiones internas dentro del movimiento feminista, especialmente por el debate sobre la ley trans. “No deberíamos estar divididas, la lucha es común”, defiende Laura Gómez, una de las participantes en la marcha unitaria. “Hay espacio para debatir, pero no podemos permitir que nos separen mientras el patriarcado sigue oprimiéndonos”, añade Mireia Castellà, abogada especializada en derechos de las mujeres.
A pesar de estas diferencias, la jornada ha demostrado, una vez más, la fuerza del feminismo y la necesidad de seguir luchando por una sociedad más justa e igualitaria. Con la energía de miles de personas en las calles, el movimiento feminista ha vuelto a demostrar que sigue vivo y dispuesto a no retroceder en ninguna de las conquistas alcanzadas.