Estamos a pocas semanas de las elecciones municipales y toca hacer balance. Teniendo en cuenta que han sido el partido con más concejales en la oposición, ¿nos puede hacer un balance de estos últimos 4 años?
La CUP de Reus hizo un cambio importante en las elecciones de 2015 respecto a las de 2011. Eso fue porque, en 2015, el caso Innova dio a la CUP un voto que nos hizo pasar de 1 concejal a 6 concejales en el consistorio. A partir de ahí, la CUP hace una serie de asambleas abiertas para ver cuál debe ser su papel y, además, empieza a hablar con diferentes partidos para ver si hay una posibilidad de crear un gobierno como segunda fuerza más votada. Esto se ve estrujado cuando Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) es el único partido que no nos contesta nuestras propuestas. A partir de ahí, la CUP decide quedarse en la oposición, pero con la responsabilidad de tener 6 concejales y concejalas. Por lo tanto, esto hace que en lugar de tener una postura de denuncia, optemos por coger una postura propositiva, ya que pensamos que desde la oposición, puede haber una intervención grande en la vida del gobierno. Concretamente aquí, es cuando nos postulamos para abstenernos en los primeros presupuestos. Damos una abstención para asegurarnos una serie de propuestas en la negociación de los mismos. Al cabo de un tiempo, vemos que no hay un acuerdo y que no se cumplen los puntos que nosotros pusimos encima de la mesa y, por lo tanto, decidimos cambiar nuestra postura y mostrarnos más duros y más críticos a la hora de gestionar la fiscalización del gobierno. Esto provoca que en la primera prórroga de los presupuestos, el señor Carles Pellicer vincule los presupuestos a una cuestión de confianza. Al cabo de un tiempo la CUP hace una moción de censura proponiéndose como alternativa de gobierno. Pero tampoco obtenemos apoyo. Ante todo este escenario, y hacia medio mandato, la CUP decide volver a la postura que había tenido en 2011, y que es la que mantenemos ahora: de denuncia e incisiva.
En el contexto de la política catalana, varios concejales de su formación, y usted misma, han recibido denuncias por delitos de odio. ¿Esto ha complicado vuestra labor en el Ayuntamiento?
Valorada una represión lo que te hace es defenderte, y, con perspectiva y haciendo autocrítica, esto ha provocado que muchas veces se pierda la energía en la defensa y no para construir y hacer propuestas. Está claro que el contexto nacional nos ha llevado a eso y que, quizás, se ha perdido una perspectiva municipal para hacer frente y fuerza en el ámbito de contexto nacional. Sin embargo, nosotros creemos que el contexto nacional debe ir siempre de la mano de la defensa municipalista. Nosotros defendemos la República desde los municipios. Son dos cosas que van ligadas. Pero está claro que si nos tenemos que defender no podemos construir. Es aquí donde nosotros gastamos energías: manifestándonos en la calle y haciendo uso de lo que tenemos para reclamar unos derechos sociales, civil y políticos. Por lo tanto, no es que hayamos dejado de trabajar en clave municipal, pero quizás comunicativamente ha pesado más la defensa de la República y de los derechos por la autodeterminación.
La municipalización del servicio de recogida de residuos ha sido, y sigue siendo, una demanda de su partido. Ustedes han solicitado, reiteradamente, una auditoría para justificar el gasto de 11 MEUR anuales que supone este servicio. ¿Por qué cree que esta propuesta genera conflicto?
Nosotros siempre hemos hablado de presuntos indicios que nos llevan a pensar que el Gobierno actual tiene un interés a la vez de no internalizar estos servicios. No podemos entender que cuando ha habido oportunidad, por ejemplo, de hacer un referéndum no se haya hecho. Me explico: desde la CUP optamos por la municipalización de los servicios, sobre todo los de primera necesidad. En el caso de que estemos hablando, la recogida de residuos, tiene una competencia municipal de obligado cumplimiento desde los Ayuntamientos. Por ello, creemos que cuando se tiene el gobierno se tiene una gestión directa, y por lo tanto se puede ofrecer un mejor servicio y con un coste menos elevado.
Ahora mismo, nos situemos en que hay una prórroga de 10 años que se inició con el gobierno del tripartito. Eso es bueno saberlo porque cuando acabó el mandato del señor Lluís Miquel Pérez, a pocas semanas de las elecciones, se firmó un año más de prórroga. Con este nos situábamos que el contrato se acababa en 2017. Esto quiere decir que si un gobierno quiere ser democrático, participativo y estar abierto en la ciudad, cuando hay una opción política que presenta al pleno una moción haciendo referencia a un referéndum para que la ciudadanía decida que quiere, no se puede decir que no. Esta moción, que presentamos, no se aprobó.
Aparte de todo esto, ha hecho un estudio que dice que la municipalización pasaría a ser un servicio casi 2 millones más barato, que conllevaría mejoras a las condiciones de las trabajadoras, y que sería un servicio con mejor calidad.
Ante este escenario, se produce, nuevamente, una prórroga con la que hay muy poca planificación. Llegados a este punto, nosotros nos preguntamos: ¿falta de tiempo? o falta de voluntad política de internalizar el servicio?
En el año 2016 debería haberse prevenido lo que nosotros decimos la prórroga de la prórroga de la prórroga. O lo que es lo mismo, evitar que durante dos años se haya sido dado 22 MEUR porque si a una empresa privada y sin concurso público.
La prórroga forzosa se produce porque no hay una buena planificación, lo que nos lleva a dos años que no se ha hecho concurso público. Desde el gobierno se nos ha dicho que se hará más tarde o temprán, pero que la licitación no ha llegado a tiempo. El gobierno alude a que se deben hacer unas modificaciones de acuerdo una ley europea de la contratación del sector público. La realidad es que 22 MEUR de los impuestos que paga la ciudadanía, que es la partida más grande del presupuesto de la ciudad, se dan a ciegas a una empresa privada.
Hablamos ahora de las elecciones municipales. A nivel general, ¿qué cree que pasará en estos comicios?
Nosotros creemos que la CUP tiene que pensar en sí misma, es decir que hasta el final seguirá haciendo su trabajo. A partir de ahí, como la CUP no está sola, debe valorar ciertos escenarios. En Reus, por ejemplo, serán unos comicios donde se presentarán muchas fuerzas. Como hemos comentado, la CUP en 2015 tuvo un voto de rechazo a otras formaciones por la denuncia del caso Innova. Ahora, en 2019, tenemos un contexto Nacional que jugará muchísimo.
Dicho esto, y teniendo en cuenta que hacer política ficción es arriesgado, el mejor escenario sería mantener los votos, cuando menos mantener una presencia notoria de concejales en el consistorio, pero sabiendo que este voto se puede disgregar entre la gente que pueda pensar en clave nacional o en clave de izquierdas.
¿Cuál es vuestro objetivo?
La CUP tiene la vertiente nacional, y la vertiente socialista, anticapitalista y feminista. Por lo tanto, se deberá plantear qué escenario hay para hacer un gobierno en clave nacional o un gobierno de izquierdas. Obviamente, la CUP apostará siempre por interpelar a ERC, que es nuestro aliado natural, para formar un futuro gobierno en Reus.
Dicho esto, en los próximos comicios lo que quiere la CUP es alcanzar la alcaldía y gobernar. Se ha visto que, estando en la oposición, se ha dado razón a la CUP en muchas ocasiones. Por ejemplo, en la gestión del Hospital Sant Joan de Reus. Desde el minuto cero hemos dicho que la sanidad debe estar gestionada por un ente público directamente gestionado por el departamento de Salud. No obstante, muchas fuerzas políticas del consistorio han hecho uso de un “reusenquismo” casposo, diciendo que el hospital debe ser de Reus. Pero el hecho no es éste, que esté gestionado por la Generalitat no lo mejora ni lo empeora. Lo que se ha visto es que la mala gestión durante todo este tiempo nos ha colocado con millones de déficit.
Llegado el momento, ¿con qué partidos estaríais dispuestos a pactar? ¿Y con cuáles no?El primer partido con el que damos el paso es con ERC como aliado más natural. Por eso, lo que tenemos que hacer es ver qué posición coge ERC, cuáles son las líneas rojas que pueden romper para gobernar con la CUP y, así, dar una alternativa a la ciudad con un proyecto de ciudad que debe ser integral, alternativo, republicano y transformador.
Dicho esto, es obvio que la CUP no favorecerá nunca una alcaldía del 155.