La Región Europea ha experimentado un incremento dramático en los casos de sarampión durante 2024, con un total de 127.350 afectados, más del doble que el año anterior y la cifra más alta desde 1997. Esta región, que incluye 53 países de Europa y Asia Central, concentra un tercio de los casos globales, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
El Dr. Hans Henri P. Kluge, director regional de la OMS, ha emitido un duro aviso ante esta situación. “El sarampión ha vuelto y eso tiene que ser una señal de alerta para todos. Sin un aumento significativo en las tasas de vacunación, no podemos hablar de seguridad sanitaria”, ha advertido. Hasta la fecha, se han confirmado 38 muertes a causa de la enfermedad, con Rumanía como el país más afectado, con casi 31.000 casos. Kazajstán ocupa el segundo lugar con más de 28.000 afectados.
La situación preocupa especialmente a las autoridades sanitarias, que han solicitado la implementación urgente de campañas de vacunación de emergencia y un refuerzo de los programas de inmunización en todos los países afectados. La mayor incidencia se ha registrado entre la población infantil, ya que más del 40% de los casos han afectado a menores de cinco años. Además, más de la mitad de los infectados han tenido que ser hospitalizados.
El aumento de los casos de sarampión rompe una tendencia a la baja que se mantenía desde 1997, cuando se registraron 216.000 afectados. El virus ya había mostrado signos de repunte en 2018-2019, pero el descenso en las tasas de vacunación debido a la pandemia de COVID-19 ha contribuido de manera decisiva a esta nueva escalada de contagios.
Solo durante 2023, aproximadamente 500.000 niños perdieron la primera dosis de la vacuna contra el sarampión, un factor que ha favorecido la propagación del virus. En muchos países, como Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte y Rumanía, la cobertura vacunal continúa por debajo del 80%, un nivel insuficiente para evitar nuevos brotes.
Las autoridades sanitarias de toda la región han resaltado la necesidad de un esfuerzo global para frenar la propagación del sarampión y evitar una mayor crisis sanitaria, insistiendo en la importancia de la inmunización como medida de protección esencial.