sábado, 8 de febrero de 2025
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El abandono de la red social X podría abrir una oportunidad para huir de “monopolios”

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Instituciones políticas, sociales y medios han abandonado la red social X en las últimas semanas. El Ayuntamiento de Barcelona ha sido el último en hacerlo, y sólo mantendrá presencia para informar de emergencias y movilidad. Expertos en redes sociales consultados por la ACN ven las marchas de la plataforma de Elon Musk como una “oportunidad” para romper con “monopolios tecnológicos” e ir hacia modelos más abiertos.

BlueSky se perfila como la alternativa a la antigua Twitter. Se trata de una red con código abierto, que evita la “mercantilización”, pero que aún no tiene suficiente base de usuarios. Por otro lado, urgen a las administraciones a adaptarse mejor a los “lenguajes” de otras redes, como Instagram o TikTok.

Albert Lloreta, realizador audiovisual impulsor de la firma de creación digital La Fera, considera que el futuro inmediato pasa por un internet “más fragmentado” y con “menos monopolios” de poder. Un momento en el que habrá “oportunidades” para que surjan “formas diferentes de hacer las cosas”. Cree que la migración de usuarios e instituciones hace que X “pierda” la “virtud” principal, que es ser el “monopolio de la conversación pública y política”.

Además, anima a dar pasos similares con otras redes sociales como Instagram o Facebook: “¿Hasta qué punto una institución pública debe usar software privado norteamericano para cualquier tarea que perfectamente se puede llevar a cabo con alternativas libres y europeas?”, se pregunta.

Todo apunta a que la alternativa a X es la migración hacia Bluesky, una red con una interfaz prácticamente idéntica a la antigua Twitter que ha ido ganando adeptos en los últimos meses. Bluesky, según afirma a la ACN Xavier Tomàs, experto en redes sociales, llegará estos días a los 30 millones de usuarios en todo el mundo, y aproximadamente de estos unos 40.000 serán catalanes. “Puede parecer poco o mucho, pero estos 30 millones de usuarios son los que crecerá TikTok solo durante el mes de enero”.

La principal diferencia con X es la estructura, basada en un código abierto. “Cualquier persona puede crear una versión propia de Bluesky y conectarse a ella, incluso si la empresa original cerrara”, explica Lloreta. Esto evitaría que una figura como Elon Musk pueda “controlar o desestabilizar” la plataforma.

El proyecto comenzó como una iniciativa del equipo antiguo de Twitter para hacer una plataforma más “horizontal” y, tras la compra de Musk, evolucionó como proyecto independiente.

Bluesky promueve una mayor implicación de los usuarios en la gestión de la plataforma, lo que permite evitar la “mercantilización” o la “degradación” de los servicios, una tendencia común a muchas redes sociales. Sin embargo, hoy en día, la experiencia de usuario de Bluesky todavía es bastante parecida a la de Twitter.

Tomás recalca que Musk no compró la plataforma para “hacer negocio”, sino para utilizarla de “relaciones públicas”. “Hoy tiene menos valor económico que hace unos años, pero su propietario tiene mucha más influencia”, ha afirmado.

Adaptarse a los nuevos “lenguajes”

“Ser o no en X es una decisión política, no técnica”, cree Tomás, que ve en la marcha de la plataforma una “oportunidad” para adaptarse a los nuevos “lenguajes” que requieren redes sociales más audiovisuales como TikTok o Instagram.

“En las redes sociales hay que estar con los contenidos, los ritmos y el lenguaje de la gente. En Cataluña, las redes de muchos partidos son, básicamente, cortes del canal Parlament. Eso debería ser la excepción, no la norma”, afirma el consultor que ha trabajado con partidos políticos e instituciones catalanas.

Un Internet con “jardines cerrados”

“Internet antes era como una plaza pública donde todo el mundo se encontraba”, afirma la periodista experta en cultura de internet, Janira Planes. En cambio, ahora dice que el futuro son “los jardines cerrados“, donde todo pasa en comunidades de nichos con gente que “piensa igual que tú”. Esto conllevaría que el debate público en la esfera digital esté más “fragmentado”.

“Los seres humanos tendemos a buscar información en la línea de lo que nos gusta. Pero eso, más que un fenómeno de la tecnología es un fenómeno del propio cerebro“, sostiene Tomás, que augura una “concentración” de pocas aplicaciones por el hecho de que una empresa debe ser “viable” y en las redes sociales el único ingreso es la publicidad.

Uno de los motivos para no dejar X es la pérdida de seguidores y la influencia que personalidades y usuarios habían creado. Así lo explica Planes, al que le cuesta “mucho” abandonarla porque es donde “conecta con más gente”.

El efecto “virus en positivo”, augura Lloreta, podría hacer que cada vez sean más usuarios que hagan crecer alternativas como Bluesky: “Cuando empiezas a romper un monopolio, la cultura general cambia y es más fácil romper otras, ya que descubres los beneficios de recuperar el control de tu vida digital”.

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