La muerte de Eduard Boada, conocido por sus bocadillos, ha golpeado a Tarragona. El mítico ‘Tascaman’ ha dejado un hueco en la ciudad y la mayoría de los tarraconenses lo han recordado estos días entre tuits y conversaciones de calle. Aparte de este apoyo popular abrumador, desde las instituciones se está buscando reconocer la trayectoria del icónico propietario de Casa Boada.
A pesar de que Boada nació en Solivella en el año 1942, su figura se ha convertido en un referente intergeneracional y en una pieza indispensable para entender la cultura popular de la ciudad. Por ello, el consistorio ha decidido declararlo hijo adoptivo durante el próximo pleno. Este mismo miércoles, la Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Tarragona lo ha incluido en el orden del día del pleno de mañana. “Es un humilde homenaje a lo que se merece. El Eduard es Tarragona en estado puro. Llamarlo hijo adoptivo es un acto de justicia “, asegura el alcalde Rubén Viñuales.
Además, el edil ha avanzado que más adelante se prevé un acto de homenaje a su figura. Éste se sumará a los diversos reconocimientos que ha recibido por parte de su ciudad adoptiva. Entre ellos destacan la medalla al Mérito Cultural del Ayuntamiento de Tarragona de 2010 o el honor de ser pregonero de Santa Tecla en 2019.