Beatriz Molina, de 33 años, tenía las primeras pruebas para recibir un tratamiento de CAR-T en el Hospital de Sant Pau el martes a primera hora y el gran apagón eléctrico del lunes lo dejó a medio camino de Valencia a Barcelona. Ella, a quien diagnosticaron linfoma de Hodgkin hace 12 años, y su padre estaban entre los 600 pasajeros de un tren Euromed parado en Cabanes (Castellón). “Fue una odisea, pero creo que todavía tuvimos suerte“, recuerda a la ACN. Desde la Fundación Josep Carreras, que les han gestionado el piso donde se alojarán mientras reciba esta terapia innovadora, cuando pudieron recuperar la conexión con ellos, removieron cielo y tierra para encontrar a un taxista que los recogiera y los trasladara a Barcelona, donde llegaron a las 3 de la madrugada.
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