miércoles, 4 de diciembre de 2024
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La presidencia del Parlamento, la primera gran negociación de la legislatura

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Una semana después de las elecciones catalanas y con las europeas a la vista, la información sobre posibles investiduras parece enfriarse. De hecho, antes de un posible pacto para formar gobierno se tendrá que decidir la composición de la Mesa del Parlamento. Una cuestión que no es menor, ya que puede marcar los tempos de un hipotético debate de investidura y también incidir en la agenda legislativa de los próximos cuatro años.

Con los resultados sobre la mesa, ningún partido parece que pueda asumir la presidencia de la cámara sin dificultades. En el centro del debate hay qué hará finalmente Esquerra si se encuentra en la disyuntiva de elegir entre un presidente del Parlament del PSC o de Junts. Incluso podría haber la posibilidad de que alguno de estos dos partidos le ofreciera la segunda autoridad del país a los republicanos.

44 años marcados por la bicefalia

La presidencia del Parlamento ha sido habitualmente pieza de mercadeo entre los diferentes grupos políticos, siempre con la mirada puesta en hipotéticas investiduras. En la legislatura de la restitución de la democracia, en 1980, este cargo recayó en el republicano Heribert Barrera. Esquerra acabó quinta en aquellos comicios con 14 diputados, pero aprovechó su posición clave para apoderarse de la presidencia gracias a los votos de CiU, PSC y UCD. El anticomunismo de Barrera vetó un hipotético tripartito y al mismo tiempo propuso un gobierno de Pujol con ERC y el PSC dentro. Esta propuesta no fructificó, dejando a CiU con un gobierno en solitario y con los republicanos al frente del Parlament.

Este tipo de bicefalia se mantuvo también durante las mayorías absolutas de Pujol. En su caso, no era con otros partidos, sino con su compañero de coalición Unió Democràtica de Catalunya. Mientras Convergència tenía la Generalitat bajo la figura de Pujol, Unió tenía el Parlament desde 1984 hasta 1995, y de 1999 a 2003. Únicamente entre 1995 y 1999 se detuvo la hegemonía de los democristianos, cuando el histórico socialista Joan Reventós llegó al cargo gracias a un extraño pacto con ERC, PP e ICV.

Durante los dos tripartitos, la presidencia cayó en el republicano Ernest Benach. Por otro lado, entre 2010 y 2015 Artur Mas mantuvo la tradición de situar a alguien de Unió en la presidencia del Parlament. Tras la aplicación del 155, los dos gobiernos independentistas estuvieron marcados por esta bicefalia. Cuando la Generalitat era junta, el Parlament era republicano. Y viceversa. Por este motivo, no sería tan alborotada la posibilidad de que Esquerra se colocara de nuevo al frente del Parlamento.

¿Qué posibles pactos puede haber?

Hasta ahora, hay poca información sobre las posibles alianzas. Ninguno de los partidos quieren ver cómo estas negociaciones afectan a sus aspiraciones para las elecciones europeas y han desvelado pocas cartas. Según el reglamento, en primera instancia se realiza una votación entre los diferentes candidatos a presidir el Parlamento. Si ninguno de ellos alcanza los 68 diputados, se celebra una segunda ronda donde el candidato más votado es quien se adiviva el cargo.

De entrada, la mayoría más fácil sería un acuerdo entre PSC, ERC y Comunes, sea para hacer un socialista presidente o un republicano. Si no llegan a articular esta alianza, la cuestión se complica. En principio, VOX no se decantará por ninguna candidatura y realmente Alianza Catalana no será decisiva en ningún pacto realista. Así que los dos partidos de derecha radical, con los que todos menos el PP establecen líneas rojas, quedarían fuera de la ecuación.

El PSC podría incorporar a los Comunes a la suma, a cambio de algún puesto en la Mesa del Parlament. Si los independentistas no llegan a ningún acuerdo entre ellos, los socialistas no tendrían problemas para superar la votación. Pero un pacto independentista dejaría al PSC sin el control de la cámara. 48 escaños contra 55 o 59 si se suma la CUP. Incluso si el pacto fuera de socialistas con populares (57), tampoco superaría la alianza de Junts-ERC-CUP. En este caso, los socialistas podrían volver a emplear la fórmula Collboni, cuando comunes y populares se decantaron por el alcalde socialista para evitar un desplome de derechas o independentista. El pacto a tres bandas otorgaría al candidato socialista unos más que suficientes 63 votos, superando los 59 de los independentistas.

Aparte de estos hipotéticos acuerdos, una posible presidencia de Esquerra con votos de PSC y Junts o un acuerdo sociovergente obtendría una amplia mayoría por encima de los 68 diputados.

¿Cuándo se elegirá presidente o presidenta?

Sin embargo, el nuevo presidente o presidenta del Parlamento no se elegirá hasta pasadas las elecciones europeas. De hecho, justo al día siguiente de estos comicios, el 10 de junio, se constituirá la cámara catalana. Una cuestión que podría entrelazar la campaña por las europeas con el inicio de las negociaciones por la futura mesa del Parlamento.

Superada esta pantalla, el posible debate de investidura podría llegar el 25 de junio. De la presidencia del Parlament también dependerá quién se presenta a la votación, Salvador Illa o Carles Puigdemont.

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