La muerte de una niña de 9 meses en una guardería ha acabado con una de prisión para la directora del centro, que ese día dio órdenes de ignorar a los niños y niñas que empezaran a llorar.
Los hechos ocurrieron en una guardería de Cheadle Hulme, en Inglaterra, donde la Policía encontró el cuerpo de la niña tras recibir el aviso. Estaba inconsciente, con la piel de un tono azulado y con síntomas de asfixia. Los servicios de emergencia trasladaron a la niña al hospital, pero los médicos no lograron salvarla.
Kate Roughley era la directora del centro y ha sido condenada de forma unánime por un jurado formado por seis hombres y seis mujeres por la muerte de la pequeña Genevieve, aunque la han condenado por un homicidio involuntario.
Según explican desde ‘The Sun’, días atrás ya parecía estar en contra de la niña, llegando a llamar a que “dejara de quejarse” y repetirle “que marchara a casa” aunque solo tenía 9 meses.
Durante el juicio se ha dado por probado que la niña fue atada de cabeza para abajo durante dos horas, con un chaleco, y encima de un puf. Además, le colocaron una manta por encima que hizo que la niña quedara prácticamente inmóvil durante dos horas y con mucho calor.
Durante este tiempo, la directora dio órdenes de ignorar a los niños si empezaban a llorar. Los trabajadores obedecieron sus órdenes pese a que la niña no paraba de llorar, hasta que dejó de hacerlo. Cuando llamaron a los servicios de emergencia y la Policía ya era tarde.
Los médicos no pudieron salvarla
La familia de Genevieve ha explicado que los médicos tuvieron que suspender las maniobras de reanimación porque no conseguían recuperar sus signos vitales y que ya no podían salvarla.
La madre, Katie Wheeler, explica que antes de dejarla en la guardería “le había puesto crema solar, un hecho que le pareció divertido y le hizo pesadillas”. Cuando la dejó en la guardería le dijo que la amaba y se marchaba.